En varias provincias del país se ejecutan acciones preventivas contra la lepra, de acuerdo a lo informado el Ministerio de Salud Pública (MSP), en el marco del día mundial que se conmemora cada 29 de enero. Se busca crear conciencia sobre esta condición y reducir el estigma contra quienes la padecen.
La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por la bacteria Mycobacterium leprae, que afecta principalmente a la piel, los nervios, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos. Se transmite por el contacto con fluidos corporales de la nariz y boca de aquellas personas diagnosticadas y que no han recibido tratamiento.
En Ecuador, según cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP), del 2018 al 2022 se notificaron al Sistema de Vigilancia un total de 566 casos de lepra, siendo el grupo de edad, entre 20 a 49 años, el que registra mayor incidencia. En el 2023, hasta el mes de agosto se reportaron 31 casos.
En algunas provincias, como Cañar, Azuay y Morona Santiago, se realizan acciones de prevención en sus establecimientos de salud con el objetivo de crear conciencia sobre esta patología y reducir el estigma contra quienes la padecen.
En los últimos cinco años, estas provincias han reportado dos casos, quienes, según indico la cartera de Estado, se han beneficiado de manera oportuna y gratuita con tratamiento y medicación. También, con una valoración clínica, exámenes de laboratorio y seguimiento correspondiente por parte del equipo de salud del sector.
Al ser una enfermedad curable, el tratamiento en las primeras fases puede evitar secuelas como deformidades, mutilaciones, discapacidad e incluso ceguera.
Para este 2024, el Ministerio de Salud Pública ha lanzado el lema “Hacia Cero Lepra”. En este contexto, durante toda la última semana de enero se mantendrán activas campañas informativas sobre esta enfermedad, charlas de prevención y abastecimiento de medicamentos, para de esa forma, seguir vigilantes ante la aparición de más casos.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), en algunos casos los síntomas pueden aparecer a los nueve meses después de haber adquirido la infección y en otros casos pueden tardar hasta 20 años.
Al no ser tratada, puede causar discapacidad progresiva y permanente. Su transmisión se limita al contacto con fluidos corporales de la nariz y boca de aquellas personas en contacto frecuente y sin tratamiento.
Los pacientes que padecen esta enfermedad reciben tratamiento y medicamentos de manera gratuita. Además, valoración clínica, exámenes de laboratorio correspondientes y acompañamiento.
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza mediante la presencia de una lesión cutánea con la alteración de la sensibilidad, la visualización de los bacilos y biopsia cutánea, además de pruebas serológicas. El tratamiento se basa en la administración de medicamentos como: dapsona, rifampicina y clofaziminia.