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Lo que vivió Meliza antes de convertirse en 'influencer' indígena: "Me decían: india, anda a vender mote"

jueves, 21 julio 2022 - 15:28
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Cuando Meliza era niña trabajaba con sus padres en el mercado de Las Esclusas en el sur de Guayaquil. Se ponía el mandil, llenaba las perchas y le gustaba conversar con los clientes. La hija de Pablo Yumisaca y Elena Guacho es simpática, alegre y parlanchina. Siempre disfrutó ser indígena y acompañar a su familia para ganarse la vida.

Meliza nació en Colta, Chimborazo y pertenece a la cultura Puruhá, pero siempre vivió en Durán donde creció entre las costumbres indígenas y la cultura de consumo de la Costa. Estudió en la Academia Naval Guayaquil en Sauces 7 y está cursando su último año en el ITV para graduarse de comunicadora social.

La hermana de Jenny e Ismael soñaba con ser policía, pero descubrió su vocación en plena pandemia. “Ayudé a mis papás en el mercado hasta que empezó la pandemia. Debido al encierro empecé a interesarme en las redes sociales. Un día publicaron un reto de cambio de ropa en TikTok, hice el video, me vestí con mi anaco y a la gente le llamó la atención. Me hacían reír con los comentarios: “La paisana está bonita, la María está linda”. Y me preguntaban dónde compraba la ropa. Así comencé a contar mi historia en redes”, comenta la ‘influencer’ que contabiliza cerca de un millón de seguidores en TikTok.

Al ritmo de TikTok

¿La fórmula del éxito de Meliza? Recrear costumbres indígenas a través de actuaciones, bailes, entrevistas y mucho humor. Algunos de sus posts como “cocinar cuy con mi abuelita”, “cómo estudia un niño en el campo”, o “cómo se pide la mano en el Colta” fueron verdaderos hits tan queridos como criticados.

Por la gran cantidad de seguidores que tiene en redes sociales Meliza ya monetiza algunos de sus contenidos y marcas de ropa, celular y restaurantes piden su servicio. Además, presentó algunos eventos en la Sierra y actuó en videoclips de grupos indígenas.

Meliza representa la indígena moderna. Aprendió quechua, es evangélica, quisiera viajar a Corea y es fan de Doménica Saporiti, a quien imitaba cuando veía “Combate” en la televisión. Ya tiene un canal de YouTube y hace podcasts...

Con la misma soltura, se la puede ver en traje de baño, con un jean ajustado o vistiendo su anaco. Aprendió a forjar su propia personalidad aceptando que las críticas también te hacen más fuerte.

Recuerda que en el colegio sufrió de discriminación a pesar de vestir el mismo uniforme que los demás. “Antes solo me ponía anaco cuando iba a la Sierra. En el colegio me decían: ‘India, anda a vender mote’. Tenía miedo de que cuando sea adulta me hicieran a un lado, pero no fue así. Soy fuerte y lucho, mis padres me dieron todo trabajando muy duro y ahora me toca visibilizar la pobreza de muchas familias que sufren en el campo. Si tengo la suerte de llegar a tanta gente lo debo tomar en serio, es mi sangre. He llorado mucho, pero he aprendido a aceptarme. Me gusta mostrar mi cultura, antes ya estaba Nancy Risol (otra influencer indígena ecuatoriana) a quien admiro. Cada día somos más”, afirma la comunicadora que disfruta y valora vivir en la ciudad.

“Cuando viajo a la Sierra a visitar a mis tíos y mis abuelos la vida es totalmente distinta. Hace mucho frío, las casas están muy aisladas, no hay servicio básico. En las escuelas todo está sucio, da mucha pena”, explica.

Amor en tiempos de paro

A finales de junio -y en pleno paro- Meliza publicó una foto en redes con su novio policía, Luis Enrique de 23 años. Abajo se podía leer: “Amándonos, pero respetando nuestra manera de pensar. Mi novio va a cumplir con su trabajo en la protesta y yo voy a protestar. Los dos tenemos familias, los dos somos del pueblo”.

La foto se viralizó y los comentarios fueron difusos y violentos. Para Meliza no hay drama, era importante enseñar su realidad. “Mi novio es mestizo de Loja, yo soy indígena y vivo en Durán. Nos conocimos y nos enamoramos sabiendo quienes éramos. Durante el paro nos vimos, cado uno cumplió su papel sin violencia y con respeto”, asevera. “Yo siempre apoyaré a mi comunidad y mi novio decidió ser policía para arrestar a los ladrones no a los indígenas, lo tiene claro y yo también”.

Instagram

Se termina la entrevista y en la cafetería todos se quedan viendo a Meliza. Ella sonríe. Sabe que llama la atención, la niña avergonzada ya es una mujer empoderada. A lo lejos se escucha: “¡Qué guapa esa chica!”. Se despide con un apretón de manos.

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