La mujer registra tres víctimas en su historial, entre ellos sus dos hijos de de 5 y 9 años. Pero, el último hecho por el que fue procesada responde a la muerte de Marco E.
Su permanencia en la cárcel obedece a tres sentencias por asesinato y una por ingreso de objetos prohibidos al centro de rehabilitación social donde cumple su pena.
La investigación impulsada desde la Fiscalía de Personas y Garantías No. 2 de Pichincha probó que la mujer envenenó a su víctima. A consecuencia de esto, un Tribunal de Garantías Penales la condenó a veintidós años.
Al igual que en los otros dos asesinatos por los que fue sancionada penalmente (en el 2021 y 2022), ella empleó una sustancia tóxica que terminó con la vida del hombre, quien era su compañero de trabajo en una empresa florícola.
Desde el Centro de Rehabilitación Social de Cotopaxi, la mujer escuchó los alegatos expuestos por el fiscal del caso, quien narró que el delito se cometió en la misma casa de la víctima, hasta donde ambos acudieron el 11 de junio de 2020.
Luego de ingerir bebidas alcohólicas, él se sintió mal. El hombre fue hallado muerto por familiares tendido en el piso y echando espuma por la boca.
La mujer ya había abandonado el inmueble sin imaginar que en la escena del crimen dejó una pista clave para su enjuiciamiento y sentencia.
Los peritos identificaron una huella digital en una de las botellas de cerveza halladas en el departamento. A su vez, las experticias técnico-científicas realizadas al indicio determinaron que le correspondía al dedo meñique de Lissa María C.
Mientras que, sobre la mesa del comedor quedó una jarra con agua que también fue contaminada con la sustancia.
Según la Fiscalía, la tragedia familiar pudo empeorar, debido a que un día después del deceso, sin saber lo que contenía el recipiente, la viuda de Marco E. tomó la sustancia y la mezcló con más líquido para preparar el desayuno de ella y sus dos hijos, quienes también fueron hospitalizados, pero lograron salir con vida.
El examen toxicológico practicado al cuerpo de Marco E., así como el testimonio del médico legista que hizo la autopsia del cadáver, fueron parte de la prueba pericial que el fiscal del caso expuso en la audiencia de juicio.
También comparecieron agentes policiales que estuvieron en el procedimiento de levantamiento de cadáver y otros testigos, quienes robustecieron la acusación de Fiscalía, misma que fue acogida –de manera unánime– por el Tribunal de Garantías Penales.
Lea también: Condenan a la madre asesina de Pifo por otro crimen: ella había reportado el supuesto secuestro de su víctima
La primera vez en que Lissa María C. estuvo frente a un Tribunal fue en agosto de 2021, cuando fue sentenciada a una pena máxima agravada de treinta y cuatro años y ocho meses, tras ser hallada culpable por la muerte de sus dos hijos, quienes fueron envenenados por ella.
El levantamiento de los pequeños cuerpos se hizo el 27 de octubre de 2020. Ese mismo día, la Policía encontró el cuerpo de Jaime Giovanny Y., empotrado bajo un lavabo del inmueble donde residía Lissa María C., en la parroquia de Pifo, al nororiente de Quito.
El cadáver estaba en estado de descomposición. Fiscalía también probó que la mujer envenenó al hombre para luego envolverlo en una cobija.
Por este hecho, la procesada recibió su segunda sentencia condenatoria en abril de 2022, también por asesinato, pero esta vez a veintidós años de privación de libertad.
No obstante, Lissa María C. no solo fue condenada por envenenar y matar a personas, en el sistema judicial reposa un proceso por el delito de ingreso de artículos prohibidos a la cárcel, por el que fue sentenciada a cuatro meses, en 2022.
La tercera sentencia de la mujer se emitió por el delito de asesinato, tipificado en el artículo 140, numerales 2 y 3 del Código Orgánico Integral Penal, por colocar a la víctima en situación de indefensión y por envenenamiento.