Ecuador y España culminaron este viernes su programa de conversión de deuda, que le ha permitido al país andino destinar 54 millones de dólares que debía al Estado español con miras a financiar 36 proyectos de desarrollo para mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones vulnerables.
Con ese dinero, que en un principio Ecuador debía emplear para saldar su deuda externa con España, se construyeron escuelas y albergues, se dotó de centros científicos y tecnológicos a varias universidades y se reconstruyó infraestructura médica dañada por el terremoto de 2016.
Como colofón de este programa iniciado en 2005, se destinaron 110.000 dólares en la compra de vacunas contra la polio trivalente para el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Durante el acto celebrado en Quito, que sirvió para poner punto final a este programa de canje de deuda, el ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, Juan Carlos Holguín, manifestó públicamente el deseo del Gobierno ecuatoriano de firmar un nuevo acuerdo similar con España.
"Cuando algo es exitoso, tiene que continuar. Este no es el cierre de un proyecto, sino el inicio de un análisis que nos permita construir en conjunto mejores oportunidades para nuestro país, y sobre todo saber que los recursos de nuestros países están bien administrados y generan bienestar y oportunidades", señaló Holguín.
"Tenemos más escuelas por construir, campos por regar, capacitaciones por impartir, microempresas que impulsar, vacunas que poner y quisiera que este sea un punto medio en una relación histórica de nuestros países que hoy están en su mejor momento", agregó.
Además de Holguín, en el acto también participaron el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional del Gobierno de España, Carlos Cuerpo, y la embajadora de España en Ecuador, Elena Madrazo.
Asimismo, asistieron los titulares ecuatorianos de los ministerios de Economía y Finanzas, Simón Cueva, y de Salud Pública, Ximena Garzón; el presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina, Sergio Díaz-Granados, y el rector de la Universidad Técnica de Ambato, Galo Naranjo.
PROYECTOS EN CASI TODO ECUADOR
En su intervención, el secretario del Tesoro español coincidió en calificar de éxito ese programa de conversión de deuda, al que prefirió referirse como "un programa de coinversión", donde durante 17 años "se ha ido forjando una sólida colaboración tanto a nivel técnico y empresarial como institucional".
Cuerpo destacó, especialmente, la extensa cobertura geográfica del proyecto al abarcar iniciativas en 20 de las 24 provincias de Ecuador y en 72 de los 221 cantones (municipios) del país, a lo que se suma el tamaño de los proyectos, "suficiente como para suponer un cambio cualitativo importante".
Otro factor de éxito del programa ha sido, según el responsable español, "priorizar áreas destinadas a fortalecer tanto la resiliencia como el desarrollo a largo plazo, en especial el capital humano como vector principal del desarrollo", desde las escuelas hasta las universidades.
En ese sentido, la embajadora española resaltó la capacidad de los proyectos para llegar al día a día de la gente, desde sistemas de información que adviertan a la población de sismos o erupciones volcánicas, a centros sanitarios de barrio recuperados.
CUATRO FASES
El programa se dividió en cuatro fases y estuvo administrado por un comité binacional encargado de escoger el destino de los fondos y constatar su correcta ejecución.
La primera fase tuvo una dotación de cerca de 22 millones de dólares para financiar 22 proyectos de educación, entre ellos, uno de la organización Fe y Alegría por valor de 1,6 millones de dólares para educación integral de sectores empobrecidos.
En la segunda fase se destinaron casi 10,4 millones de dólares para dos proyectos del Ministerio de Educación que permitieron construir 14 albergues en tres provincias de la costa sur de Ecuador y tres escuelas en la frontera norte.
Para la tercera, se emplearon más de 11,4 millones de dólares en dotar a centros científicos y tecnológicos de diversas universidades, así como para el fortalecimiento del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional y la ampliación y modernización del Servicio Nacional de Sismología y Vulcanología.
La cuarta y última fase sirvió para invertir más de 8,4 millones de dólares en proyectos de investigación e innovación derivados de la tercera fase, y en reconstruir 43 centros de salud perdidos por el terremoto de 2016, que afectó severamente a las provincias costeras de Manabí y Esmeraldas y causó 673 muertos.