Revise: ¿Quién era Gerardo Delgado? El periodista de territorio que fue asesinado en Manabí
“Aún no tengo palabras que decir, aún pienso que esto no ha pasado. Aún siento que llegarás en cualquier momento ... aún no tengo el valor de ver las cosas de nuestra hija y poder guardarlas... y ahora ya tengo que guardar tus cosas”. Eso escribió Ingrid Bowen, en su cuenta personal en la red social Facebook el 14 de agosto de 2022. Cuatro días antes, su esposo Gerardo Delgado murió asesinado a tiros, en la vía Manta-Montecristi, en la provincia de Manabí, cuando se dirigía a una cobertura noticiosa, de la que fue alertado telefónicamente.
Delgado es uno de los tres periodistas asesinados en 2022, en el país más violento de América Latina, que cerró el año 2023 con la tasa de 45 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. Por cada hora que transcurre, en Ecuador muere una persona en manos de un homicida, según datos de Lapop Lab, de la Universidad de Vanderbilt.
Desde 2005 hasta inicios de 2023, el país registró 11 crímenes de periodistas, según la organización Fundamedios. El Consejo de Comunicación contabiliza 13 casos hasta 2024.
La violencia aumentó exponencialmente desde 2021, con un denominador común: la impunidad en todos los casos, según Dagmar Flores, coordinadora del área de protección de Fundamedios.
Gerardo Delgado tenía 39 años. Su pasión era reportar y transmitir en vivo para su propio medio digital, Ola Manta TV.
Era carismático; conectaba con la gente, con sus necesidades y sus problemas. Nació en Cojimíes, una parroquia rural del cantón de Pedernales, al norte de Manabí.
Esta provincia es definida como la más productiva del Ecuador y sin embargo vive bajo el azote de la pobreza; más del 40 por ciento de su población carece de una vivienda digna o de servicios básicos completos. Pero además, en el mapa de la violencia, Manabí es conocida como zona clave en la ruta de envío de droga por mar. Está considerada como punto estratégico en el circuito de lavado de activos.
A los 16 años, Delgado salió hacia la ciudad más poblada de Manabí, Manta, conocida como la capital atunera del mundo. Estudió periodismo. Trabajó en televisión nacional y local. Que aprendió mientras recogía cables y equipos, les contaba a sus cercanos, con la humildad que era natural en él. Llegó a ser productor del noticiero provincial y armó su propia productora de contenidos.
En febrero de 2020 fundó su medio, con la ilusión de realizar un trabajo independiente, sin compromisos ni ataduras, como solía repetir con el optimismo a flor de piel. El noticiero “Tormenta Informativa” era el espacio estelar de la programación.
Quienes le conocieron relatan que en la pandemia salía con equipo de protección para reportar a las calles: máscara, gorra y guantes. A fines de 2020 se enfocó completamente en el canal.
Para su familia, dos fechas del calendario tienen un significado particular. Los días marcados como 10 y 27. El 27 de febrero de 2021 nació su hija Amelia, la segunda de los hijos que tuvo con su esposa Ingrid Bowen. La bebé sufría una condición rara, enteropatía perdedora de proteínas, que le provocó la muerte el 10 de junio de 2021, tras una larga estancia en cuidados intensivos y la negativa del centro médico local a remitirla a un hospital de especialidades pediátricas.
El dolor de la pérdida fue inmenso para la familia. El medio de comunicación abrió una línea de servicio social, para apoyar a personas con problemas de salud. Muchas de estas historias fueron reportadas en vivo. En una ocasión, una balacera provocó un accidente de carretera. Una señora tenía una niña en brazos, sangrante. La ambulancia no llegaba y Gerardo, mientras transmitía en vivo, tomó a la pequeña para conducirla en su propio carro hacia el sitio donde se encontraba la ayuda médica. La niña no estaba herida de bala, pero sus bracitos tenían cortes hechos con los vidrios del auto, que estallaron por los impactos. La historia se hizo viral y volvió más popular al periodista que rescató a la niña en una balacera. El medio llegó a tener más de 400 mil seguidores en su página de Facebook.
Un día 27, de un mes cualquiera, Gerardo reportó en vivo la invasión de una serpiente en una casa. “Ay, Dios mío”, gritó, y desde entonces ésa se volvió su expresión más común cuando reportaba en vivo. Se hizo más conocido desde entonces.
Nadie sabía cómo se enteraba de los hechos antes que las autoridades. Un día 10, uniformados quisieron interrumpir una transmisión, pero un grupo de espectadores lo defendió.
Escrutaba al poder local y abría los micrófonos para que los ciudadanos se expresaran y compartieran sus problemas.
Su página fue hackeada y eso le causó gran malestar. Recurrió a un experto para recuperarla.
Era querido por todos y estaba definiendo una candidatura para la concejalía de Manta, convencido de que debía dar el paso hacia la gestión local.
El 10 de agosto de 2022, en la fiesta patria del primer grito de independencia, recibió una llamada telefónica. Le alertaba de un suicidio que acababa de consumarse en un lugar apartado. Se dirigió en compañía de su hija mayor, pero fue atacado a tiros. En el sitio se hallaron al menos nueve casquillos de bala.
La noticia conmocionó al país. “Los victimarios se habían movilizado en un vehículo gris y luego huido en un autobús. El ministro del Interior, Patricio Carillo, confirmó en la red Twitter, hoy X, que la Policía detuvo a uno de los sospechosos del crimen, solo pocas horas después del hecho”, relata el informe de Fundamedios, “Impunidad, situación de los periodistas asesinados en 2022”.
Dos hombres fueron atrapados por la Policía, en las horas siguientes al crimen. Uno conducía el auto del que salieron los disparos, según quedó registrado en cámaras de vigilancia. Y otro fue detenido cuando viajaba en un transporte interprovincial. Uno de los sicarios, de 23 años, reconoció que le contrataron para matar al periodista y que le pagaron dos mil dólares. “Contó que no conocía al periodista y solo le dieron la foto”, cita el documento de relatoría de Fundamedios.
Uno de los acusados contrató un abogado particular para su defensa. La estrategia fue dilatar las diligencias, por cinco ocasiones. En abril de 2023, el Tribunal de Garantías Penales de Manta impuso la pena de 34 años y 6 meses a Germy Villegas y Juan Carlos Espinoza. La sentencia fue apelada, pero el trámite se declaró en abandono en julio de 2023.
“Es una sentencia coja: nada se dice de quienes contrataron a los sicarios y menos aún se establece el móvil del crimen. En resumen, éste es un crimen contra un periodista que aún con sentencia, abona al clima de la impunidad”, escribió César Ricaurte, director de Fundamedios, al conocerse la pena.
La familia denunció haber recibido amenazas de muerte durante el proceso judicial. Y su esposa, Ingrid, afirmó que no tenía confianza en la justicia terrenal, sino en la justicia divina.
Ella asumió el reto de postularse como candidata a la concejalía de Manta. Ganó el cargo de elección popular. Sin embargo, este agosto inició un proceso de revocatoria del mandato contra ella y otras dos concejalas de minoría que pertenecen a la misma tienda política.
El medio Ola Manta TV continúa activo. Cambió su línea editorial y ya no emite quejas ciudadanas, por el peligro que esto puede representar para los periodistas.
Para Ingrid Bowen, la memoria de su esposo Gerardo está intacta. Lo recuerda como un hombre honesto y comprometido con la verdad. Su pequeño hijo, de seis años ahora, heredó el carisma y la simpatía de su padre.
Todo cambió en diciembre de 2023. La Fiscalía general del Estado hizo públicos extractos de conversaciones por chat entre el narcolavador Leandro Norero y su círculo de abogados y hombres de confianza.
Norero guardaba prisión en la cárcel de Cotopaxi, entre mayo y octubre de 2022, cuando murió en medio de una masacre que dejó 16 víctimas.
Su teléfono celular fue sometido a pericias con apoyo de expertos. Las conversaciones por la plataforma Threema fueron desencriptadas. Son aproximadamente 14 mil hojas con chats, en diálogos virtuales con 15 teléfonos.
Sorpresivamente, salió a la luz un cruce de chats, según el cual el círculo de Norero había planificado, seguir y secuestrar a Gerardo Delgado, pero no asesinarlo.
El crimen fue planificado en contra de otra persona, a la cual identifican como periodista; sus iniciales son mencionadas en los chats. De acuerdo con el tono de los diálogos, este comunicador tendría en su poder videos que comprometerían a la organización narcodelictiva.
Ocho meses después de que se difundieran estos datos, todo apunta a que Delgado fue asesinado por equivocación, y que los responsables intelectuales están relacionados con el círculo del narcolavador Leandro Norero.
Este medio pidió a Fiscalía pronunciarse sobre la posible apertura de un nuevo expediente, esta vez por la autoría intelectual del asesinato. Hasta el cierre, no hemos tenido respuesta. También se consultó si la persona contra quien estaba dirigido el crimen fue incluida en el programa de víctimas y testigos.
“Es gravísimo pensar cómo tan fácilmente disponen de la vida y de la muerte; se equivocan y asesinan a otra persona. Se tiene una idea del autor intelectual, pero nada más”, advierte Dagmar Flores, de Fundamedios.
Ante esta alerta, el Consejo de Comunicación abrió un nuevo expediente en torno a la posible equivocación que terminó con la vida de Delgado, y que involucraría a otra persona, cuyo nombre se omite por protección.
El crimen sigue impune. Aún no se identificaron cuáles son los aliados de Norero que organizaron la ejecución del periodista manabita.