Los Comandos de la Frontera, también conocidos como “La Mafia,” han emergido como una de las principales amenazas en la región limítrofe entre Colombia y Ecuador.
Esta organización criminal se formó tras la desmovilización del Frente 48 de las FARC en 2016, asociándose con el grupo delictivo "La Constru" y consolidándose rápidamente como una fuerza peligrosa y bien organizada.
Se caracterizan por su capacidad de consolidar diferentes brazos armados, para coordinar operaciones violentas y complejas, involucrándose en una amplia gama de delitos que incluyen secuestros, extorsiones, asesinatos y tráfico de armas.
Están involucrados en la generación de un vasto patrimonio económico a través de actividades ilícitas. Mediante empresas de fachada, transferencias internacionales y el uso de paraísos fiscales, Los Comandos de la Frontera han logrado lavar dinero y mantener sus operaciones.
Durante el reciente megaoperativo, ejecutado este 29 de agosto, se ejecutaron órdenes de detención contra varios integrantes. Este golpe ha resultado en la incautación de bienes muebles e inmuebles, así como en el bloqueo de cuentas bancarias, afectando a la organización en aproximadamente USD 200 millones.
En el reciente operativo se logro la detención de 18 individuos, entre ellos figuras clave de la red criminal.
Álvarez RC, identificado como el líder principal de la organización y coordinador principal del tráfico internacional de drogas.
Producto de estas actividades ha consolidado un imperio económico a través del lavado de activos, involucrando a sus 2 hijos C. y K. Álvarez (hoy detenidos), quienes han expandido hasta España los tentáculos de la economía ilegal
A través del lavado de activos y la adquisición de propiedades y vehículos de alta gama, Álvarez RC se había consolidado como el principal financista del grupo armado.
En la jerarquía operativa de la organización, Chulca JC, alias “Chavalo”, fungía como el enlace directo con “Los Comandos de la Frontera”.
Antes de su detención, Chulca controlaba la producción de alcaloides en laboratorios ubicados en territorio colombiano y coordinaba su transporte en vehículos de carga pesada, adaptados con compartimentos ocultos, hacia puertos costeros ecuatorianos.
Desde estos puertos, la droga se distribuía a mercados internacionales, principalmente en México y España. Chulca JC también era responsable de coordinar actividades ilícitas con el Grupo Armado Organizado (GAO) “Los Lobos”.
Orellana A., otro de los detenidos, era el hombre de confianza de Chulca JC. Su rol en la organización incluía la coordinación de la seguridad de los miembros del grupo y la gestión de actividades de lavado de activos, facilitando la adquisición de bienes de alto valor a través de empresas constituidas ilegalmente.
Durante la operación, las autoridades incautaron varios elementos vinculantes, entre ellos seis vehículos, 29 teléfonos celulares, 100,000 dólares en efectivo, 1,797,000 pesos colombianos, 11 armas largas, cinco armas cortas, 101 cartuchos calibre 22, nueve computadoras, dos chalecos balísticos y una variedad de documentos.