Un juez de la Corte de Los Ángeles, California, Estados Unidos, determinó el pasado 26 de abril que las compañías fundadas por el difunto cantante Michael Jackson, no tienen responsabilidad de proteger a los menores que acusaron al artista de abuso sexual, así como tampoco deberán responder legalmente a estas denuncias.
La demanda fue presentada en 2013 por Wade Ronson, una de las presuntas víctimas que aparecieron en el documental "Leaving Neverland" y que acusó a las empresas MJJ Productions y MJJ Ventures de facilitar a Jackson el acceso a niños para abusar de ellos.
El juez de la Corte Superior de Los Ángeles determinó que estas compañías no tenían la capacidad de controlar a Jackson puesto que él fue su propietario hasta que murió en 2009.
La demanda ya fue desestimada cuando se presentó pero volvió a los juzgados después de que en 2020 el estado de California aprobara una nueva ley contra los abusos sexuales a menores.
El abogado de Robson, Vince Finaldi, anunció que recurrirá la decisión.
"Si la dejáramos pasar, sentaría un precedente peligroso que dejaría a miles de niños que trabajan en la industria del entretenimiento vulnerables al abuso sexual por parte de personas en lugares de poder ”, aseguró en un comunicado publicado por la revista Variety.
Otra de las supuestas víctimas que aparecen en el documental, James Safechuck, también presentó una demanda similar que actualmente está recurrida tras ser desestimada.
Los herederos de Jackson también están pendientes de un arbitraje que decidirá si HBO debe indemnizarles por el polémico documental "Leaving Neverland", que explora las acusaciones de abusos sexuales contra el "rey del pop".
Los abogados del patrimonio de Jackson piden a HBO más de 100 millones de dólares al acusar a la cadena de difamar sobre el artista, no incluir su versión de los hechos y romper un acuerdo de "no menosprecio" firmado entre el canal y el músico en 1992.
La denuncia se basa en un antiguo acuerdo que logró HBO para emitir "Michael Jackson Live in Bucharest: The Dangerous Tour", un concierto del artista cuyo contrato incluía una cláusula por la que el canal se comprometía a no hacer ningún tipo de comentarios o prácticas que pudieran "denigrar" a Jackson o sus representantes.
En su defensa, HBO afirmó que esa clausula es "irrelevante" para este caso y acusó a los herederos de Jackson de querer silenciar a víctimas de abuso sexual.