El rey Carlos III protagonizó un inesperado momento durante una calurosa bienvenida que recibió este viernes cuando llegó al Palacio de Buckingham, en Londres.
Esa fue su primera aparición pública como monarca del Reino Unido tras la muerte de su madre, la longeva reina Isabel II.
Carlos voló a Londres desde Escocia, tras pasar la noche en el castillo de Balmoral, donde murió su madre. Cuando llegó en el auto oficial al palacio, estrechó la mano de muchos presentes quienes entre gritos señalaban: “¡Dios salve al rey!”.
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Sin embargo, una mujer fue más allá del apretón de manos, saltando cualquier tipo de protocolo. Tan pronto como lo tuvo enfrente, la mujer identificada como Jenny Assiminios le plantó un beso en la mejilla al monarca
“No podía creerlo y le dije: ‘¿puedo darte un beso?’ Y él dijo: ‘Bueno, sí’. Así que lo agarré y estoy muy feliz”, explicó a la cadena CNN, durante una breve entrevista posterior.
"Nunca se me pasó por la cabeza (que alguna vez besaría a un rey)", dijo, y agregó que se veía triste y que era "solo un sentimiento" que la invadió para consolarlo.
Finalmente dijo que el rey "es encantador y perfecto" y que ama a la familia real desde siempre y sigue sus vidas.
Más allá de un apretón de manos formal al saludar a un rey o una reina, el contacto físico debe limitarse mucho, señala el protocolo. Es una norma que se remonta a la época medieval, cuando se consideraba que los monarcas eran designados directamente por Dios, por lo que eran tratados de diferente manera.
Además, según varios medios internacionales, el beso es más que una simple anécdota. Muestra al hijo primogénito de la Isabel II como un monarca cercano. Según la BBC, Carlos III siempre exhibió un carácter serio, pero a medida que fue alcanzando la vejez, se volvió más afable, “como un abuelo”.