Michael Josephs, un estadounidense de 32 años, comenzó a pasear perros alrededor del "Prospect Park" de Nueva York en abril del 2019 para tener un ingreso adicional, puesto que los problemas relacionados al dinero lo aquejaban con frecuencia.
Un par de clientes se transformaron en una diez, y en cuestión de semanas, el hombre había conseguido tantos que se percató de que, si quería, podía dedicarse a dicha actividad a tiempo completo.
En ese entonces, Josephs era profesor en una escuela dirigida a niños con necesidades especiales, ubicada en el distrito de Manhattan. Ganaba un sueldo de 40 mil dólares al año, considerado como un salario "ni alto, ni bajo" entre los ciudadanos de Nueva York.
Decidido a convertir su nuevo pasatiempo en un negocio lucrativo, llamado Parkside Pups, Michael hizo un registro con todos sus clientes regulares y, en abril del 2019, se lanzó a cumplir lo que había anhelado durante meses.
El camino al éxito del neoyorquino no estuvo libre de obstáculos. Al final de dicho año, Michael ganó menos dinero de lo que habría conseguido si se hubiera quedado en su puesto de profesor. Su cuenta se cerró en unos 35 mil dólares. Sin embargo, notaba que su ánimo había mejorado mucho.
Unos meses después, la pandemia de la Covid-19 llegó y, a pesar de que le trajo dificultades al neoyorquino, al igual que a todos sus vecinos, aquello también significó que una gran cantidad de personas comenzaron a llamar al celular del "consolidado paseador de perros".
El pánico por estar en el exterior impulsó a muchas familias a confiarle sus mascotas a Michael, a quien solo le tomó unos días darse cuenta de que "Parkside Pups" iba a recaudar una cantidad de dinero insólita a lo largo del 2020.
Su incremento de clientes lo obligaron a contratar al menos a cinco nuevos ayudantes. "Me sorprende el estilo de vida que puedo llevar siendo el propietario de un negocio", explicó a The New York Post.
"Parkside Pups" comenzó a generar una ganancia de 120 mil dólares al año, lo cual le permitió a Michael iniciar el proceso de compra de una casa nueva y establecer un fondo para la universidad de su hijo de un año.
"Amo este negocio. Los perros siempre lo han sido todo para mi", contó alegre, acotando que a veces extraña a los alumnos de su escuela y enseñar, aunque su espíritu definitivamente se siente a gusto en el rol de emprendedor.