Alrededor de 20 mujeres afganas protestaron a las afueras de la Universidad de Kabul, ubicada en la capital de Afganistán, el pasado domingo 16 de enero.
Las manifestantes se congregaron para expresar su rechazo a las imposiciones establecidas por el régimen talibán, que las priva de derechos básicos como estudiar y trabajar, entre muchos más.
Con gritos airados y carteles que hacían un llamado a la igualdad, la veintena de protestantes se refirieron a la represión que viven ahora tras la vuelta de los talibanes y la pérdida de derechos que habían obtenido de vuelta tras años de lucha.
También clamaban por justicia tras la muerte de una mujer afgana llamada Zainab Abdullahi, quién fue abatida en su vehículo por fuerzas del Talibán, mientras regresaba de una boda.
El cambio de poder, propiciado por la partida de tropas estadounidenses del país asiático en agosto del 2021, ha forzado a las mujeres a no volver a aulas de clase, vestirse con un burka que cubra su cuerpo completo cuando caminen en la calle, no poder estar en un vehículo sin ser acompañada por un hombre, no ser elegibles para ocupar cargos en funciones gubernamentales ni aparecer en anuncios de TV o vallas publicitarias.
La lista de nuevas prohibiciones es larga y las anteriormente mencionadas solo constituyen una pequeña parte. Las prohibiciones del nuevo régimen están en su mayoría dirigidas a mujeres y niñas.
Fuerzas enviadas por el Gobierno talibán disiparon a las protestantes rociándolas con gas pimienta, y apuntándolas con armas de fuego mientras vociferaban amenazas. Una de las mujeres que protestaban tuvo que acudir a un hospital por el efecto del gas pimienta en la piel de su rostro.
La respuesta violenta por parte de las autoridades del país frente a las protestas ha generado un profundo temor en las mujeres del país, que temen por su vida y anhelan el reconocimiento de sus derechos para poder vivir de manera digna.