La desaparición de las niñas de Tenerife: el caso que tiene en vilo a España
Desde hace tres semanas no se sabe nada de Olivia y Ana, dos hermanas conocidas como ‘las desaparecidas’, tras haber sido vistas por última vez con su padre, Tomás Antonio Gimeno en Tenerife. Dentro de las investigaciones no han dejado de salir pistas que apuntan al hombre como el posible autor de lo que en un inicio se trató como un caso de desaparición de menores, pero que después se transformó a secuestro por parte del progenitor.
Las alarmas saltaron tras una llamada de Gimeno a la madre de las niñas, en la que le decía que ni ella, ni él, volvería a ver jamás a sus hijas. Por el momento las autoridades mantienen abiertas las hipótesis, entre las que destaca la de que las menores nunca abandonaron la isla. Sin embargo, la familia cree que el sospechoso huyó a Latinoamérica.
Tras el cuarto registro a una propiedad de Gimeno, esta vez con un can especializado, los investigadores han hallado una pista que puede ser crucial para definir el curso del caso: en el jardín aquella finca había tierra removida recientemente.
LA DESAPARICIÓN
La media noche del pasado 27 de abril, Gimeno partió desde la marina de Tenerife, en el puerto de Santa Cruz, en una lancha de su propiedad. Fue visto solo, sin las menores, aunque con varias maletas y bolsos. Además, el hombre se había asegurado de apagar el GPS de la embarcación. Cuando las autoridades dieron con el bote, estaba a la deriva y no había nadie abordo.
Los investigadores descubrieron una de las sillas de retención de las menores flotando en el mar, cerca de la embarcación y un rastro de sangre que luego se comprobó no pertenecer a las niñas, sino a Gimeno. Se investiga si Tomás tuvo ayuda de terceros para llevar a cabo un plan preconcebido.
El caso fue clasificado como de alto riesgo por la Guardia Civil porque días antes de que se reportara la desaparición de Olivia, Ana y su padre, el hombre había llamado a la madre de las niñas y le dijo que nadie volvería a verlas. Además, Tomás tenía antecedentes penales por amenazas y peleas. Por esta razón hay otras líneas de investigación abiertas, como secuestro parental y asesinato y/o suicidio del padre.
BÚSQUEDA
Desde hace más de una semana, se han desplegado medios técnicos y humanos que revisan la isla de Tenerife y La Gomera por cielo, tierra y mar en busca de pistas que ayuden a dar con las niñas o a reconstruir los movimientos del padre. El juzgado de Güímar, un municipio de Tenerife, solicitó a varias entidades financieras que transparenten información de si el padre de las niñas realizó algún movimiento en sus cuentas o extrajo una gran cantidad de dinero en los días previos a la desaparición.
El Diario Aviso indicó que se detectó una transferencia de 55 mil euros entre dos cuentas a nombre de Tomás Antonio, antes de desaparecer. Por esta razón también se ha solicitado a autoridades portuarias internacionales estar alerta de los desaparecidos o de alguna pista que pueda conducirlos a ellos.
Familiares y conocidos de la madre de Ana y Olivia han difundido fotografías y videos de ellas, para agilitar su búsqueda, que el caso tenga mayor repercusión y puedan ser localizadas. Las autoridades, en cambio, han solicitado a la prensa que se respete el secreto con el que se trabaja en el caso, para no alterar el curso de la investigación.
Estos últimos días la Guardia Civil centró su búsqueda en la vivienda de Gimeno, con perros adiestrados en la detección de restos biológicos. En el lugar las niñas estuvieron antes de su desaparición, cuando su padre las llevó para disfrutar de una tarde con él, pero nunca devolvió a las niñas a su madre.
Las autoridades también investigan el móvil del crimen. Descubrieron que tras zarpar a las 23:00 del 27 de abril, Gimeno volvió en la lancha a la costa porque tenía que cargar su celular. Una hora después surcó por segunda vez las aguas, hasta 50 kilómetros mar adentro, donde fue encontrada la embarcación.
También las autoridades han utilizado un sonar de barrido lateral para radiografiar el fondo marino, ya que en la zona donde encontraron la lancha de Tomás, la profundidad mar es tan grande (entre 200 y 600 metros) que los buzos no son capaces de acceder a ella. Los investigadores han manifestado que, si este artilugio no funciona, se usará una embarcación del Ejército o incluso un buque oceanográfico.
Actualmente los expertos están rastreando los barcos que llegan a Cabo Verde, Marruecos y Madeira, desde Tenerife.
TESTIGOS
Hasta el momento lo último que se ha escuchado es que una supuesta testigo vio a un hombre con dos niñas en la Playa de Roche, entre las localidades de gaditanas de Chiclana y Conil. Las descripciones que proveyó la mujer encajaban con las de las niñas y mencionó que el hombre rondaba por los 40 y tenía una barba de varios días. Ante las declaraciones de varios supuestos testigos, las autoridades se han comprometido a examinar minuciosamente cada una de ellas para constatar su veracidad y si lo fueran, investigar.
Espejo Público dio a conocer una última pista: unas señales por radio náutica en la que se escucharon los balbuceos de un bebé del que solo se distinguían dos palabras: "Papá, tiburón".
Se sabe que Gimeno fue sancionado por las autoridades cuando regresaba la primera vez hacia el puerto el día de la desaparición, por saltarse el toque de queda. Las autoridades indicaron no haber notado nada sospechoso entonces y la madre todavía no había denunciado la desaparición de las niñas.
Sobre el caso, la progenitora ha dicho que no sabe qué decir o qué hacer por miedo a las repercusiones que pudiera tener Gimeno para con las niñas. “Una enfermedad terminal o un accidente tienen que ser terribles, insuperables en muchos casos, pero una desaparición, con la incertidumbre de saber cómo están, de saber qué piensan, de saber que están queriendo llamarme, de robar ese derecho de protección de una madre, si puede estar en nuestras manos que tenga un final feliz", añadió.
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