El gobierno de Venezuela decretó la reducción de la jornada laboral y la suspensión de clases por el agravamiento de los apagones que se acentuaron el país petrolero desde el pasado 7 de marzo.
"Para conseguir consistencia en la prestación del servicio eléctrico, el gobierno bolivariano decide mantener suspendidas las actividades escolares y establece jornada laboral diaria hasta las dos de la tarde en instituciones públicas y privadas", informó el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, en un comunicado leído en la televisión gubernamental.
Varias manifestaciones se produjeron este domingo en Caracas por los recurrentes cortes eléctricos que han venido afectando al país, en especial las regiones del interior del país petrolero.
Colectivos chavistas armados reprimieron algunas de las protestas, denunciaron manifestantes y ONG de derechos humanos.
El presidente Nicolás Maduro, que suele achacar los apagones a sabotajes, dio luz verde a los colectivos civiles que lo respaldan para contener las protestas que tilda de "guarimbas violentas" para derrocarlo.
Joaquín Rodríguez, un abogado de 54 años, golpeaba con dos envases de plástico durante una protesta en Los Palos Grandes, otrora acomodada zona de Caracas que sufre los rigores de las fallas eléctricas desde hace una década.
"Nuevamente un apagón nacional nos está afectando nuestra calidad de vida, no tenemos agua, no tenemos luz, no tenemos internet, no tenemos teléfonos, estamos incomunicados, hemos llegado a lo peor que hemos podido imaginar", narró.
El gobierno socialista reiteró que atentados "terroristas" han dañado la central hidroeléctrica de Guri, que genera el 80% de la energía eléctrica en Venezuela.