Don Alfonso nació en Quito en una comunidad donde todos se conocían, no había Tv pero sí existía la música, el cine y sus estrellas mexicanas. De niño soñaba con ser actor pero el negocio de su padre era la radio así que se dedicó a hablar frente a un micrófono y le gustó de inmediato.
Cuando se mudaron a Guayaquil en 1962 Alfonso trabajó en Radio La Prensa y llamó la atención del dueño de Ecuavisa que después de un casting lo escogió para presentar el noticiero. “Recuerdo que un mes antes del primer informativo afinamos detalles técnicos hasta llegar a mi debut, el 1 de marzo de 1967.
Ensayé antes de salir al aire y al final entró al set el fotógrafo Diego Armas y me dijo: ‘acabas de dar tu primer noticiero’. Imagínese que me habían grabado sin que me dé cuenta”, relata el anchor que vivió 20 años en Guayaquil antes de radicarse en Quito con su esposa e hijos.
Referente de credibilidad
Don Alfonso es marca registrada y no tiene competencia. Pertenece al club de los “viejos” queridos del cerro donde Alberto Borges y Bernard Fougères también hicieron historia.
Es sencillamente irremplazable. Un infarto hace tres años y la crisis sanitaria que lo alejó cinco meses de Ecuavisa no pudieron con su envidiable vitalidad. Sereno, reflexivo, leal, familiar y algo desordenado, el hombre que entró al Libro Guiness por haber presentado ininterrumpidamente el noticiero de Ecuavisa durante 53 años sigue siendo un referente de credibilidad y cada vez que se aleja de las pantallas siente que le falta el aire.
“Yo básicamente extrañé poder mirar al público que me escucha a través de la cámara porque yo siempre que hablo no me dirijo a una cámara sino a la persona que me está oyendo”.
Fue director de noticias, por 35 años y desde hace algunos años es el vicepresidente de noticias y sus actividades son más limitadas.
“Ha sido un cambio de vida porque la dirección era una actividad tensa continua. He resistido por mi naturaleza porque soy una persona autocontrolada”, detalla el hombre que cubrió la llegada al poder de diecisiete presidentes desde José María Velasco Ibarra hasta Lenin Moreno.
En uno de sus libros de memoria evoca el mandatario que para él fue el mejor de todos: Galo Plaza Lasso. “Fue un excelente líder y administrador. El conocía las cualidades de nuestro país y convirtió Ecuador en una potencia bananera. Apoyó a los políticos jóvenes, era pragmático, hablaba poco y trabaja bastante”, acota.
La casa y la familia
El hombre que regresó al set del noticiero el 31 de agosto después de 5 meses de aislamiento explica que se cuida de una manera extrema: “Solo salgo de mi casa para ir a Ecuavisa. No tengo contacto con nadie y solo me quito la mascarilla para locutar. Como ya me podría contagiar, mi esposa, hijos y nieto se fueron a Salinas hasta nueva orden”, indica
Alfonso se acuesta tarde, se levanta temprano y se ejercita en un pequeño gimnasio en casa.
“Eso me da un descanso físico y mental luego me conecto para estar informado y pienso en mi noticiero”. El afamado anchor no tiene redes sociales para evitar la sobreexposición pero sí disfruta los memes que lo colocan en el arca de Noe, en la época medieval o paseando con los dinosaurios. “Yo sí tengo humor”, acota Alfonso que disfruta su cercanía con el televidente.
La entrega por su trabajo tiene la misma intensidad con la que inició su carrera y más allá de la pantalla, su vida personal se desarrolla entre el amor de su familia, su pasión por la escritura, el canto y la guitarra.
Alfonso está muy orgulloso de sus hijos. Paula Alfonsina es psicóloga y Juan José es mercadólogo y papá de Antonio, su primer nieto que pronto cumplirá un año.
¿Don Alfonso piensa en el retiro? “No, durante el confinamiento recibí mensajes de aliento y muchos me decían que las noticias no eran igual sin mí, que las redes sociales no eran confiables. Cuando cumplí 25 años en Ecuavisa se me ocurrió irme, incluso una vez llegué a presentar mi renuncia y cuando nos pusimos a analizar la situación, ¡resulta que no había pedido vacaciones en cinco años! Me fui de vacaciones y volví”, evoca riéndose.
Hablar con Don Alfonso es un deleite, se da el tiempo, no esconde nada.
“Siempre intento tener reacciones humanas sin poses. Tengo la suerte de tener un trabajo que es producto de mi vocación y es un lujo”, cuenta. “Soy imparcial al dar las noticias pero mi opinión es parcial porque quiero servir a la comunidad con una mística por y para la verdad”.
Esta noche el anchor estrella de Ecuavisa presentará un noticiero más. Las luces del set ya están encendidas, en miles de hogares hay una tranquilidad insospechada, ya Don Alfonso se va a dirigir el país. Tres, dos, uno, al aire…