Y así sucedió en la cena que Sir Elton organizó. Dos de los invitados sucumbieron ante el encanto de la princesa de Gales. “Nada más empezar, Richard Gere y Diana parecieron conectar”, rememora el músico. Lo cierto es que en esos días, ambos cargaban con un quiebre, Diana con Carlos, Richard con la modelo Cindy Crawford. De alguna manera, compartían una energía y un dolor similar.
“Terminaron sentados juntos en el suelo, frente a la chimenea, enfrascados en una conversación absorbente -agrega-. Mientras el resto seguíamos hablando, no pude evitar darme cuenta de un ligero cambio en la atmósfera de la sala”.
Fue entonces que el músico reparó en Stallone, quien tan inexpresivo como en la pantalla, mantenía la mirada hacia la princesa y el galán de Pretty woman. El “semental italiano” masticaba la rabia como la espoleta de una granada lanzada en sus películas. “Creo que había asistido a la cena con la expresa intención de ligarse a Diana, y se encontró con que sus planes se habían frustrado de manera inesperada”, detalla Sir Elton.
Al poco rato, a los invitados se les avisó que la cena estaba lista y podían pasar a la mesa. Cuando todos se sentaron, había dos puestos sin ocupar: el de Richard Gere y el de Sylvester Stallone. Tras esperarlos un poco, y lanzar algún chiste para romper el momento incómodo, Elton le pidió a su pareja, David Furnish, que buscara a los dos actores.
“Resultaba que cuando se los encontró, Sylvester Stallone y Richard Gere estaban en el pasillo encarados el uno al otro, al parecer a punto de resolver a puñetazo limpio sus diferencias en lo referente a Diana”, rememora el compositor.
David, con tacto, bajó la tensión al avisarles nuevamente a los actores que la cena estaba servida. Así, los separó y regresó con ellos. Pero tras la comida, la cosa acabó. “Después de cenar, Diana y Richard Gere retomaron su lugar frente al fuego y Sylvester se fue a casa desquiciado”, cuenta Sir Elton.
Mientras, junto al fuego, la inesperada pareja conversó sin enterarse de lo ocurrido. “Diana y Richard Gere seguían mirándose como en estado de trance -recuerda el compositor-. Ella parecía completamente serena. Es posible que no se hubiera dado cuenta de lo que había pasado. O igual es que ese tipo de cosas le pasaban todo el tiempo y ya estaba acostumbrada”.
Para Elton John, esa anécdota resume el impacto que tenía Diana. “Después de su muerte la gente empezó a hablar de algo llamado el Efecto Diana, que se refería a esa forma que tenía de cambiar la percepción pública de la familia real, el sida, la bulimia, la salud mental o lo que fuera. Pero siempre que oigo esa expresión, pienso en aquella noche. Sin duda había otro tipo de Efecto Diana: ese que podía hacer que las grandes estrellas de Hollywood estuvieran a punto de darse puñetazos por su culpa en una cena, como un par de tontos adolescentes enamorados”.
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