Tras una pandemia que la desnudó ante el mundo hace seis meses, la ciudad ecuatoriana de Guayaquil intenta renacer en su Bicentenario de Independencia, una fecha en la que los guayaquileños comparan la determinación libertaria de sus antepasados con la lucha por la supervivencia contra el coronavirus.
"Renacer" es precisamente el nombre de la canción del Bicentenario que, para el concejal Jorge Rodríguez, hace alusión a la capacidad de la ciudad de "levantarse de las cenizas más de una vez".
"Fue la primera a la que atacó la COVID, la que más muertos tuvo, la que más sufrió, la que estuvo abandonada por el Estado. De ser la Wuhan de América, ha terminado siendo un espejo en el que todos se quieren mirar", señala a Efe Rodríguez sobre los ínfimos niveles de contagio actualmente, y ante la celebración, este 9 de octubre, de la emblemática efemérides de 1820.
"El renacer es parte de lo que nosotros hemos visto en estos 200 años. Esta ciudad, hoy está renaciendo", agrega el funcionario, uno de los tantos que, junto a su alcaldesa Cynthia Viteri, se contagió de la enfermedad.
Y tiene claro que no es una fecha para celebrar, sino para mirar atrás, recordar a los que se fueron y hacer todo lo posible para que lo sucedido no se vuelva a repetir.
PIONERA EN LA BATALLA
El aniversario de la independencia de Guayaquil, como la de las ciudades de Quito y Cuenca, se conmemora en Ecuador con un festivo nacional, a diferencia de la fundación de esas ciudades, muy anterior, que son festivo local.
Este 9 de octubre no solo es una fecha importante para la llamada "Perla del Pacífico", sino para todo Ecuador, e incluso, para otros países de la región, asegura Ezio Garay, historiador de los movimientos libertarios en América Latina.
"A partir del 9 de octubre comienzan a independizarse las poblaciones de Guayaquil, Cuenca, Loja y el sur de Ecuador. Además, fuimos nosotros los que, con nuestro ejército y los ejércitos extranjeros, seríamos los protagonistas de la Batalla del Pichincha de 1822 para liberarnos de los españoles", rememora.
Y asegura que el ejército guayaquileño contribuyó también a la independencia de países como Perú o Bolivia, a los que enviaron a sus generales para que "América quedara totalmente libre".
Pero como entonces, considera el historiador, también ahora, con sus 3 millones de habitantes, Guayaquil quedó sola en su lucha contra la COVID-19.
"Quedó abandonada por el centralismo, así como los españoles nos tenían subyugados. Es la misma lucha, la misma revolución por mantener a Guayaquil", compara sobre la reclamación de muchos guayaquileños de que entre marzo y abril, en los peores momentos de la pandemia, no tuvieron el apoyo necesario del Gobierno de Quito.
Para Garay una "tierra de oportunidades", a lo largo de su historia Guayaquil ha absorbido a ciudadanos de todo el mundo y, a diferencia de la capital, mucho más homogénea demográficamente, es un crisol de culturas europeas, americanas, mediorientales y hasta asiáticas.
Con un aporte al PIB nacional de más del 20 %, y como puerto principal, vive del comercio y de la actividad financiera.
GUAYAQUIL SOLIDARIO
Este año, la Alcaldía pretendía inaugurar una serie de obras y convocar celebraciones masivas, ahora postergadas o reinventadas por la pandemia. Del presupuesto de festejos, 35 millones fueron a sanidad.
Y pese a ser la ciudad más golpeada de Ecuador, por número de muertos quizá de toda la región (oficiales son 2.362, pero hay un desfase con el Registro Civil de más de 10.000 fallecimientos), sus dirigentes recuerdan el espíritu metropolitano de una ciudad que, después del duro golpe, se volcó a asistir a otras del país, como en el proceso libertario.
Cuenca, Santa Rosa, Riobamba, Ambato, Loja y, sobre todo, Quito, son algunas de las 28 localidades que recibieron su abrazo.
"Parte de esa vocación es no hacer lo mismo que nos hicieron. ¡Aquí nos encerraron! Pero apenas tuvimos oportunidad, llevamos ayuda a las ciudades hermanas. Quito fue una de las ciudades a las que más ayudamos", cuenta Rodríguez con tono de reivindicación y, también, de una histórica reclamación de 200 años a la capital en la Sierra andina.
UNA CELEBRACIÓN DISTINTA
Con las fiestas masivas y conciertos cancelados, con los bares y restaurantes a "media llave", los guayaquileños intentarán este puente reinventar la fiesta de Independencia.
El 'after office' ha tomado las pocas plazas al aire libre, ahora llenas de mesas ante el fantasma de una posible clausura por sobrepasar la ocupación permitida. Será una etapa de nuevas costumbres.
"Es complicado salir con la preocupación de que te puedes contagiar, o tus hijos, pero ya es momento de enfrentar al virus y, con las medidas de precaución, seguir la reactivación", defiende Jimena Párraga en la plaza Guayarte, uno de sus lugares de diversión nocturna.
Desde el Municipio también han tenido que cambiar el programa y los tradicionales fuegos artificiales han sido sustituidos por un show de 300 drones por redes sociales: "Estamos convocando a la gente a que no salga tanto", explica Rodríguez.
Se ha salvado la fiesta gastronómica 'Raíces', la más esperada del año, aunque ahora en modalidad 'take-away'.
"El último Raíces tuvo 30.000 personas. Este año esperan recibir no más de 6.000. No va a haber mucho espacio. La gente irá de compras y se llevará (la comida). Esa es la idea", precisa sobre un nuevo costumbrismo que busca proteger a la ciudad de los horrores de hace unos meses.