RÉPLICA A “100 AÑOS DE PRESIDENTES: UN SALDO AGRIDULCE”, PUBLICADO EN REVISTA VISTAZO:
La edición 1287 de Vistazo resume los últimos 100 años presidenciales de Ecuador. Al analizar el período presidencial de mi padre, al que califican con un “saldo agridulce”, quien escribe la nota comete un error histórico de gran magnitud. Afirma que mi padre, León Febres Cordero, “aplastó toda oposición”. En realidad fue la oposición la que declaró la guerra al gobierno, al anunciar desde el primer día, con la voz de Xavier Ledesma G., (QEPD), que ellos, la ID, gobernarían desde el Congreso. Esa declaratoria de guerra, cuando el país necesitaba de colaboración y unidad, trajo serios problemas de gobernabilidad. El Congreso destituyó a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, al igual que ocurrió en el gobierno del presidente Lucio Gutiérrez, con la diferencia que en el primer caso fue aplaudida por un sector de la prensa y, en el segundo repudiada.
No fue mi padre el que metió mano en la justicia, fue la oposición. No solo eso, los proyectos de ley para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos fueron rechazados para provocar un fracaso del gobierno. Cuando mi padre fue secuestrado en Taura por militares insurrectos, ese Congreso aupaba a los golpistas y avergonzaban al país ante el mundo que miraba con estupor esos hechos. Los juicios políticos a los ministros de Estado estaban de manera permanente en el orden del día del Congreso opositor. Por último, esa mayoría opositora, concedió la amnistía a los comandos de Taura que asesinaron a sangre fría a miembros de la seguridad del Presidente, mi padre, a la vez que le solicitaban a él la renuncia.
Cuando esa oposición pasó a ser gobierno, la infamia no cesó. Le iniciaron un proceso judicial por iniciativa del ministro Andrés Vallejo por un acto legítimo como fue la contratación de Ran Gazit como parte de la lucha antisubversiva. Mi padre no solo que no huyó, sino que salió a las calles a defender su nombre y su legado. La justicia, asumiendo su error y vergüenza, ante la evidencia de los hechos, lo declaró inocente.
Mi padre murió hace doce años ya, en medio del afecto de la gente, después de haber sido elegido Alcalde de Guayaquil de manera abrumadora por dos ocasiones, y elegido Diputado, como el más votado, en el año 2002 y luego en el 2007. Así se expresa el pueblo en reconocimiento de los valores de un hombre, cuestión que no puede borrar el comentario de cualquier persona por ilustre que esta sea. El dato mata el relato.
Como mi padre no está, nos toca a sus hijas defender su ilustre memoria, con respeto pero con verdad.
Liliana Febres Cordero de Estrada