Su receta no tiene secretos
Gina Castagneto es la primera mujer CEO de McDonald's en Ecuador. Empezó allí con un empleo a medio tiempo, luego fue la cara visible de la operación en Quito y hoy dirige una firma donde los jóvenes talentos son mayoría.
Al ser una empresa con muchos jóvenes, debo liderar de una manera en la que ellos me entiendan". Quizá es algo obvio para muchos pero para Gina Castagneto Alcívar, nada se asume como obvio. Su responsabilidad como Directora General de McDonald's Ecuador, una de las empresas con mayor número de jóvenes como colaboradores, la lleva a cuidar ese activo intangible que hace tan especial a esta cadena internacional.
"Empecé hace más de 20 años en la empresa con un empleo a medio tiempo", recuerda En ese entonces estudiaba Psicología en la U. Católica de Guayaquil y ver a su madre esforzándose, haciendo muchas cosas a la vez, la marcó para bien. "Cuando tenía cinco años, mi papá falleció. Mi mamá tomó ese rol de líder completo; de hecho ella me dio así mis primeras clases de liderazgo y empoderamiento con su ejemplo".
Apenas terminó el colegio fue a dejar carpetas a tres sitios, uno de esos McDonald's. "Me acuerdo que se la dejé al guardia en el local de Pedro Carbo y 9 de Octubre, en el centro de Guayaquil". Días después la entrevistaron, pasó el proceso de selección y entró a trabajar en los locales haciendo de todo. "Entré por el genuino interés de trabajar y me enamoré de la empresa".
Con apenas 17 años, a Gina le gustaron los desafíos desde el inicio. "Si había un cliente enojado o inconforme con algo, yo pedía atenderlo. Era retador hacerlo pasar de esa actitud de enojo a superar el problema".
Si bien su desarrollo profesional durante más de 20 años la llevó a distintos puestos en la empresa, ella los resume en los más claves: jefa de Entrenamiento, Aprendizaje y Desarrollo, como responsable de la capacitación de todo McDonald's en Ecuador; luego la invitación a ser facilitadora de McDonald's University en la sede de Sao Paulo (Brasil), donde tuvo los primeros contactos con la corporación conociendo casi toda la región mientras capacitaba a colaboradores del resto de operaciones; y de allí como Gerente de Operaciones de la mano de Francisco Bologna, su anterior jefe. "Además de tener claro qué sabe el colaborador y qué le queremos transmitir al cliente, aprendí esa visión de negocio".
Cinco años después de ese último cargo, apareció la oportunidad de la Dirección General, función que cumple desde hace un año. "Me desafía el hecho de cómo incorporar, a lo muy bien trabajado en los 25 años de la empresa en el país, todo lo relacionado a innovación en canales digitales, la experiencia en las pantallas en los locales, la sostenibilidad...".
Experiencia integral
Su entrada a DHL fue en el área de Servicio al Cliente. Dos décadas después y luego de muchos cargos se convirtió en la gerenta general. Hoy su mayor apuesta es la formación de sus empleados, la inclusión y la sostenibilidad.
Edith Villavicencio marca la entrevista con tres puntos que prioriza en la empresa que lidera: sostenibilidad, inclusión y clima laboral.
Y es que con este año, ya serán nueve al frente de más de 200 empleados de la multinacional de courier, en donde ha tenido que tomar decisiones estratégicas ante crisis repentinas como la pandemia por COVID-19, paralizaciones a nivel nacional y hasta cambios de normativa en el cobro de impuesto que han afectado directamente a su sector, como el sistema denominado 4x4, aplicado desde 2014 hasta mediados de 2021.
Villavicencio, actualmente de 51 años, llegó a DHL cuando cursaba el último período de la carrera de Ingeniería Comercial. Trabajaba a medio tiempo y estudiaba en las noches. Su primer puesto estuvo en el área de Servicio al Cliente y recién graduada pasó a desempeñar nuevos roles en la parte de Operaciones, Recursos Humanos, Calidad, Comercial hasta llegar a la Gerencia General. DHL le dio muchas oportunidades y Villavicencio reconoce que la compañía siempre apuesta a generar talento interno.
La actual gerenta de DHL cree que en general, las multinacionales tienen la misma característica, de poner esquemas que van siempre a la vanguardia. Por eso destaca que su trayectoria no solo se ha dado en Guayaquil. Tuvo la oportunidad de mudarse a Quito para estar a cargo de la Coordinación de Calidad a nivel país y desde ahí recorrer otras oficinas en Argentina, Uruguay, Bolivia y Perú, implementando un programa que la hizo visible hasta que fue gerenta de Calidad en Venezuela.
“Cuando hay una oportunidad de tomarla hay que hacerlo porque te amplía la visión, te llena de esa interculturalidad y te hace contrastar y ver otros mercados”, sostiene.
Villavicencio sostiene que la clave en una carrera es ver movimientos horizontales y verticales, y salir de la zona de confort, no asentándose en un cargo por mucho tiempo.
“Ya no tiene que ser una novedad el que una mujer tenga voz, criterio y aporte, tiene que seguirse fomentando que esto suceda”, dice Villavicencio, mientras menciona que a las mujeres lo que les resta realizar es hacerse escuchar. “Tienes tanto que aportar, porque más de una vez habremos dicho, pero si eso yo lo pensé y no lo dije, es cuestión de tomar la palabra, generar networking y tratar de incluir a más mujeres”.
Menciona que está comprobado que un equipo con directorios o equipos gerenciales que tienen un balance de hombres y mujeres obtienen mejores desempeños, mejores rendimientos, mejores balances y visión más holística.
Al toro por los cuernos
Competitiva. Sin miedo a ponerse las botas para recorrer una planta industrial ni a entender el teje y maneje financiero de una compañía que ahora tiene 280 colaboradores, Maritza Andrade aceptó hace 14 años la gerencia general de la multilatina Acesco en Ecuador
Maritza Andrade se considera una mujer de pocas empresas. Apenas ha estado en dos antes de asumir, hace 14 años, la gerencia general de Acesco, una multilatina especializada en la industria del acero con matriz en Colombia y presencia en nueve países de la región.
En 3M del Ecuador acumuló sus primeros cinco años de trayectoria laboral; y luego de un paso igual de largo por el libre ejercicio de su profesión, la arquitecta ganó experiencia en una jefatura técnica y en el área comercial de Amanco, una extranjera dedicada al fibrocemento y al acero.
Cuando en 2005, Acesco ingresa al Ecuador comprando la línea de negocio del acero de Amanco, Andrade asume la gerencia comercial de la firma colombiana en el país y apenas cuatro años después la gerencia general, enfrentando así su mayor desafío: “superar una formación técnica” que no traía consigo el conocimiento financiero necesario para una posición de primera línea.
Para la ejecutiva no había techos de cristal; le gusta “tomar al toro por los cuernos”. El primer gerente dejó libre la plaza y los accionistas le propusieron ocuparla. Era momento de “conocer por dentro la industria”.
La estrategia de Andrade para fortalecerse en la gerencia general respondió a su visión de vida: “confío mucho en la práctica, en preguntar, en escuchar, en trabajar muy de cerca con la gente”; ha sido desafiante porque supone mucha dedicación y esfuerzo, pero le ha permitido no solo moverse como pez en el agua dentro de una fábrica -donde el 98% son hombres- sino también abrir camino a la mujer dentro de un sector particularmente asociado a lo masculino.
Es todavía la única mujer dentro del grupo de gerentes a cargo de Acesco en Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana y Colombia. Mientras se ríe, comenta que en la corporación siempre bromean diciendo que “Ecuador es un matriarcado”; desde su posición, ha impulsado la equidad de género en todas las áreas de la compañía, ha logrado que el 46% de las posiciones administrativas esté ocupada por mujeres y, sin que se lo propusiera conscientemente, ha integrado un equipo directivo de seis personas donde solo la gerencia de Manufactura está liderada por un hombre.
Ella entiende todo lo que pasa
Cristina Páez lidera Ipsos, una multinacional dedicada a la investigación de mercados. En un país donde sus dos principales ciudades son tan distintas, ella encontró la forma de entenderlas.
“Era regresar al país o ver cómo pagaba mis estudios. Mis papás ya no me podían mantener”. La frase de Cristina Páez resume una de sus primeros desafíos en su hoja de ruta: cómo seguir estudiando Administración de Empresas en la U. de Loyola, en Nueva Orleans (EE.UU.), por su cuenta. “Una crisis económica me obligó a dejar mi vida de estudiante a tiempo completo”, recuerda.
Su primer trabajo: ama de llaves en un hotel, con un salario de ocho dólares por hora. “Estudiaba en las mañanas y por las tardes arreglaba habitaciones”. Una ruta que la recuerda con orgullo porque un par de años después, apenas con 24 años, lideró el área financiera de ese hotel de más de mil habitaciones.
Hoy Cristina lidera la operación de Ipsos en Ecuador. Esta empresa, con sede en Francia, es una de las investigadoras de mercado de mayor prestigio en el mundo. En 2021 compró todas las acciones de la empresa familiar, Consultor Apoyo, que manejaba Julia Helena, la mamá de Cristina. “Me propusieron ser la nueva CEO; significó un honor porque significaba tomar el puesto de mi referente y máxima inspiración”, recuerda.
Pero no se trató de un accidente: desde muy pequeña Cristina moldeó su cerebro a la industria del análisis y los datos. “Iba con mi mamá a los grupos focales o nos subíamos a los buses a recorrer Quito para entender el comportamiento de la gente”.
La menor de tres hermanos e hija de dos psicólogos de profesión. “Crecí en un ambiente de mucha comunicación y apertura”, asegura. Era un hogar de mucho análisis, un espacio muy racional en el que “te defendías con argumentos basados en datos confiables que sustentaran tú punto”.
Por eso escalar profesionalmente no fue sencillo pero sí enriquecedor. Entre experiencias buenas y agridulces. “Hace cinco años quise formar parte de un importante grupo de CEO’s y la primera respuesta fue un rotundo no”. Dice que le explicaron que era un grupo exclusivamente masculino, “además me dijeron que era muy joven para formar parte”.
Fue directora por doce años en la Cámara de Comercio de Guayaquil y en octubre del 2021 se convirtió en la nueva Country Manager de Ipsos en Ecuador. “Soy la única mujer millennial de los CEO’s de América Latina de la multinacional”.
Hoy Ipsos tiene más de 70 colaboradores en la operación nacional, con un mix generacional donde predomina la presencia femenina. “Somos un país donde solo una de cada 10 CEO’s es mujer; donde el 27% de los miembros de directorios son mujeres; y en donde la brecha salarial es del 17% en comparación a los hombres. Pero sobre todo donde los roles del cuidado de los hijos y del hogar están aún más a cargo de las mujeres, quienes emplean 31 horas a la semana en trabajo no remunerado del hogar, es decir, tres veces más que los hombres”.
Destaca que aprendió, además de la resiliencia, lo que significa ser mujer en un rol de decisión en un ambiente tradicionalmente masculino como lo es el mundo de la alta gerencia corporativa.