A sus 32 años, David Pareja Aguirre ha logrado el sueño de muchos. Tener su propia empresa, esa que al día de hoy se ha transformado en una cadena de cafeterías con nueve sucursales en Quito y Guayaquil, y una marca propia de café de especialidad, granola, miel de maple y otros productos de alimentos similares.
Este administrador de empresas siempre estuvo ligado al sector de bienestar, aunque su carrera de formación inicial fue piloto comercial. ¿Pero cómo llegó un aviador a “pilotear” su propio emprendimiento?
En una de sus cafeterías, ubicada en el centro comercial Plaza Lagos, en Samborondón, Pareja hace una pausa a sus actividades y comenta que aunque se formó como piloto en Ecuador y Argentina, un imprevisto le impidió ejercer. “Una aerolínea en Perú me iba a contratar pero no pudieron hacerlo por una reforma que hubo de un momento a otro. Me decepcioné de la carrera y dije voy a montar algo que me guste. Siempre quise tener mi marca de suplementos deportivos y ese fue mi primer emprendimiento”, dice.
Pareja se certificó como Especialista en Nutrición Deportiva en 2014 y creó la marca Best Nutrition que contaba con proteínas en polvo, un multinutriente de vitaminas y minerales, y un quemador de grasa. En aquel entonces daba también, asesorías nutricionales lo cual lo llevó a experimentar con recetas.
“Empecé a conocer sobre cómo cocinar con proteína en polvo porque estaba cansado de tomar batidos y buscaba algo que se pueda comer. Al principio me salían unas cosas duras, feas y secas, pero fui mejorando los platos con los años”.
En medio de las asesorías, Pareja notó que no había un lugar en Guayaquil en donde se pueda comer rico y a la vez saludable. “Por años soñé que exista una cafetería en donde puedas comer lo que te gusta: un brownie, un cheesecake, una galleta, lo que quieras y que esté pensado en tu bienestar”.
Con ese concepto nació Prot Inn en 2017, “era mi sueño”, dice y se presentó la oportunidad de instalarse en un local que tenía un espacio desocupado, en La Piazza, en Samborodón. Pareja indica que en ese momento invirtió alrededor de US$ 15.000.
Fue así que recopiló sus recetas y así empezó su negocio, al punto de que a los dos meses ya había logrado la aceptación que esperaba, según su fundador. “La gente que trabaja en el sector de alimentos dice que es sacrificado y no es una exageración. Recuerdo que trabajaba de lunes a lunes de 7h00 am a 19h00 pm, solo tenía a una persona más trabajando conmigo pero el local se hizo popular muy rápido”.
TURBULENCIA NO ES CAÍDA
Transcurridos los siete primeros meses del negocio, Pareja revela que las ventas disminuyeron. “Me di cuenta que la innovación es lo que te mantiene vivo. Tienes que innovar, diferenciarte y persistir, así que reestructuré el menú y le hice un cambio decorativo al local”.
La maniobra dio resultados y con ella llegó un período de estabilidad al punto de que tuvo la oportunidad de abrir un segundo local. Inicialmente fue en un contenedor, pero luego se mudó a otra zona cercana en Samborondón.
Así se mantuvo por dos años y al tercero, con ayuda de un socio estratégico abrió su primer local en Cumbayá. El trato era abrir a inicios de 2020 pero con la llegada de la pandemia la apertura se retrasó unos meses.
“Cuando empezó la cuarentena estaba en España haciendo un posgrado en Dirección de Restaurantes Gastronómicos, me tuve que quedar siete meses cuando el plan era que sean cuatro, incluso la construcción del local se paralizó”, señala y hubo un nuevo sobresalto.
En la pandemia estuvieron a punto de quebrar, dice Pareja, porque tenían deudas muy altas con sus proveedores: “Había la opción de cerrar o de hacer un préstamo al banco, así que optamos por refinanciarnos y en realidad fue la mejor decisión porque a partir de la pandemia las personas son más conscientes de su salud”, señala.
DOMINANDO EL NEGOCIO
En la apertura de su tercer local, Pareja supo que su negocio necesitaba contar con un Centro de Distribución propio porque una de las limitantes era construir una cocina por local, principalmente por tres factores: por el costo, espacio limitado y emisión de olores.
Por eso instaló aparte una cocina en un lugar pequeño, que con el tiempo fue migrando y creciendo de acuerdo a sus necesidades. Actualmente cuentan con dos Centros de Distribución, en Quito y Guayaquil. Ahí se producen los panes de banano, tortas, galletas y demás, con el objetivo de que los productos mantengan su estado natural, sellándolos al vacío, en la mayoría de los casos.
Con el mejor manejo del negocio, Pareja señala que cinco de los nueve locales fueron inaugurados entre 2021 y 2022. Solo en estos últimos hubo una inversión que bordea los US$ 500.000 y aspiran a más.
La meta es terminar este año con 10 cafeterías Prot Inn atendiendo al público y proyectan una expansión masiva, con más locales en Quito y el ingreso a una nueva ciudad.
Pareja reconoce que llegar a donde su negocio ha llegado ha significado una dura conquista “porque hay un mercado masivo que no está consciente de que lo saludable es lo mejor y decir que prueben es difícil”.
Aún así, sin precisar cifras, Pareja dice que la facturación de 2021 en sus locales aumentó 200%, por la apertura de nuevos locales y la mayor aceptación del público. Y este año las ventas aumentaron en 600%.
El fundador de Prot Inn está convencido de que llegará un momento en donde lo normal sea comer sano y lo raro sea comer lo de siempre. “Yo creo que en cinco años más estaremos casi en igual proporciones, porque no solo está involucrada la parte de salud, sino el cuidado del planeta, de los animales y eso nos aleja de las cosas muy procesadas. Esta es una tendencia que no va a pasar, porque cada vez se busca más sostenibilidad”.
Por eso para 2023 tienen claro que su objetivo es dejar de ser un nicho. Para lograrlo impulsarán el trabajo de marketing y se comprometerán más con la responsabilidad social, aportando de forma constante a fundaciones que trabajan en nutrición y ayudando a los animales. A esto se suma la intención de convertirse en una empresa 100% ecoamigable con la reducción de plásticos en su servicio.
Todo ello sin perder la esencia de Prot Inn. “Yo creé n lugar para mí, pensando que todo el mundo lo pueda visitar. Para mí sigue siendo una responsabilidad social el hecho de cambiar cómo el mundo se alimenta, porque es lo que debería ser, va mucho más allá del sin azúcar”, dice Pareja mientras tiene a lado a Jabalo, su mascota desde hace cuatro años, quien ya es parte de la familia de la empresa, esa que empezó con una persona, a más de su dueño y ahora emplea a 80 personas.