Una nueva resolución patrocinada por Cuba sobre la "necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero", impuesto hace 60 años por Estados Unidos, se debatirá y votará esta semana en la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Una nueva resolución patrocinada por Cuba sobre la "necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero", impuesto hace 60 años por Estados Unidos, se debatirá y votará esta semana en la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Tras dos días de desfile de delegaciones por la tribuna de la ONU, los 193 miembros de la organización votarán el jueves la resolución que pide el fin de un embargo que a lo largo de seis décadas ha causado unos daños económicos a la isla estimados en 154.217 millones de dólares actuales, según Cuba.
El proyecto de resolución manifiesta su "preocupación" por el mantenimiento del bloqueo y sus "efectos negativos sobre la población cubana" pese a la aprobación de 29 resoluciones contra el embargo por parte de la comunidad internacional. Solo en 2020 no hubo resolución debido a la pandemia de covid.
Cuba defiende la "igualdad soberana" de los Estados, la "no injerencia en sus asuntos internos" y la "libertad de comercio y navegación internacionales" para exigir que se derogue este embargo impuesto en febrero de 1962, en plena Guerra Fría, por el entonces presidente John F. Kennedy.
Para Michael Shifter, presidente del centro análisis Diálogo Interamericano, "Cuba no puede dejar de llamar la atención internacional de la ineficacia y crueldad de este bloqueo" que precedió a la crisis de la instalación de misiles nucleares rusos en Bahía de Cochinos y coincide con la nueva amenaza de guerra nuclear por el presidente ruso, Vladimir Putin, en pleno conflicto en Ucrania.
Pero en vísperas de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos el 8 de noviembre, lo que "importa es la política estadounidense", dice Shifter a la AFP. La cuestión cubana siempre ha tenido "altas dosis de política doméstica", añade.
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En este sentido, el analista no ve "ninguna perspectiva de cambio" y menos con la posibilidad de que el Partido Republicano, "más comprometido con la política de bloqueo", alcance en los comicios del próximo martes mayoría en alguna de las dos Cámaras o en las dos.
Tampoco el presidente, el demócrata Joe Biden, tiene "ganancias políticas" con un cambio de política hacia la isla, dice el analista.
Biden ha mantenido el arsenal de medidas contra Cuba introducidas en 2017 por el republicano Donald Trump -cuyo gobierno declaró al país comunista como estado patrocinador del terrorismo e impuso cerca de 250 nuevas sanciones-, con excepción de alguna flexibilidad en materia de visados, viajes y remesas.
SIN AVANCES
"La sensación de que no ha habido avances en Cuba ni en materia de derechos humanos ni reformas políticas y económicas" tras el acercamiento del gobierno de Barack Obama con el régimen de la isla y el restablecimiento de las relaciones en 2015 no facilita un cambio de opinión en el Partido Demócrata, agrega Shifter.
Desde el 2000, los alimentos están exentos del embargo, pero Cuba debe comprarlos al contado.
En cualquier caso, una suspensión del embargo debe ser aprobada por el Congreso estadounidense.
El embargo no solo afecta a Cuba. Las leyes Torricelli y Helms-Burton de 1992 y 1996, respectivamente, establecieron sanciones a empresas y bancos extranjeros que operen con Cuba.
El endurecimiento de la política hacia Cuba decidido por Trump tenía como objetivo final ganar Florida para los republicanos, donde la diáspora cubana ejerce fuerte presión para desalojar al régimen comunista de la isla, apunta Shifter.
Y desde entonces el bloqueo ha escalado a un nivel "cualitativamente más dañino e inhumano, con un componente extraterritorial reforzado", según un documento de la delegación cubana que explica la resolución.
La delegación cubana no se aventura a hablar de los apoyos que recibirá. En la primera resolución de 1992 solo 59 países votaron a favor, pero ahora casi todas las naciones la respaldan. Estados Unidos e Israel suelen ser los únicos países que votan en contra. Solo en 2016, Washington se abstuvo.
En los últimos años, Estados Unidos ha justificado su embargo en torno a dos temas: los derechos humanos y el apoyo de La Habana al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, sin obtener ninguna concesión cubana en esos dos puntos.