El término proviene de la palabra en inglés 'ghost', que significa "fantasma" y se refiere específicamente a "desaparecer como un fantasma". Un día tenemos una pareja y al otro día desapareció, se esfumó. No hubo despedida, ni una llamada, ni un mensaje. Es como si la tierra se la hubiera tragado y me refiero con término masculino, porque la estadística nos indica que lo practican más los hombres que las mujeres.
Generalmente, se aplica en aquellos casos en los que llevas poco tiempo saliendo con alguien y aunque tú creas que todo está avanzando correctamente, de repente un día, sin más, esa persona se esfuma. Hay quien lo hace de forma más gradual, es decir, va dando largas y negativas hasta que al final desaparece. Lo que más duele es que la persona se evapora sin dar la más mínima explicación. No responde textos, no escucha audios, no devuelve llamadas, no abre la puerta si vas a buscarlo y pareciera que no existe la más mínima explicación.
Como toda pérdida, al ser víctima del ‘ghosting’, es probable que se tienda a negar al principio, es parte inicial del proceso del duelo, razón por la cual se buscan otras explicaciones que justifiquen la desaparición de la persona que hasta ayer, era tu pareja.
Luego, en el proceso viene la ira, esa sensación de irritabilidad que te provoca el saber, por terceros o redes sociales, que está vivo, que va a fiestas y que además sigue con su vida como si nada hubiese pasado. En esta parte de la ira se tiende a sentir culpabilidad y la incesante pregunta: ¿qué hice mal?, ¿por qué ni siquiera tuvo el valor de decírmelo?, entre otras preguntas más que apuntan a sentirte responsable de esta desaparición.
Como el cerebro siempre necesita comprender el porqué de las cosas y más cuando nos hacen daño, así como su necesidad de cerrar una idea o creencia, surge la obsesión por encontrar una explicación que justifique lo que pasó, y esto puede convertirse en una tortuosa búsqueda de explicaciones.
Pero, ¿cuáles son las causas que una persona puede tener para hacer algo como esto, siendo que tú no eres responsable? Pues podrían ser por estas siguientes razones:
- No se atreve a decir adiós de manera personal por temor a una reacción exagerada de parte tuya con el pensamiento de evitar drama o para no tener que rendir explicaciones necesarias, lo cual denota grandes rasgos de inmadurez.
- Ha sentido miedo por pensar que la relación avanzaba demasiado rápido y con eso muestra su incapacidad al compromiso.
- No tenía real intención de comprometerse a algo serio desde un principio. El compromiso no forma parte de sus valores.
- Posible perfil narcisista, que tiende a cambiar de pareja y parte de su estrategia incluye el ghosting.
- Buscaba sexo casual y usó la herramienta de la mentira fingiendo querer una relación sentimental.
¿Qué se puede hacer si has sido víctima del “ghosting”?
Primero, asumir que quien tiene el problema es esta persona que no puede ni quiere desarrollar relaciones de manera honesta y respetuosa. Por lo tanto, se debe estar atenta a no considerar una segunda oportunidad en el caso de una reaparición.
Segundo, repetirte hasta aceptar la frase liberadora: “No es mi culpa”, a fin de liberar al cerebro de esa necesidad de querer resarcir esa responsabilidad mal asumida.
Tercero, decidir y aplicar el contacto cero, lo que implica alejarte de cualquier vínculo posible que te proporcione información. Bloquear, aunque pueda ser doloroso, resulta liberador y te protegerá de información dañina.
Finalmente, pasar este duelo que significa soltar la expectativa y quedarte con el aprendizaje de conocerte más para fortalecer tu amor propio, lo que te permitirá acercar personas más maduras y honestas, porque recuerda que nadie tiene un poder tan grande de abandonarte mientras no lo haga la persona más importante de tu vida: tú.