Habrá a quienes les parezca trivial este tema de la tienda Amazon Go. Posiblemente dirán: es solo compras, es consumismo, hay cosas más importantes de qué hablar. Pero déjenme decirles que lo acontecido en Seattle por parte de Amazon es algo de importancia. Con este nuevo emprendimiento de esta gigante de la comunicación y las ventas, podría decirse (medio en serio y medio en broma, claro) que hemos llegado al futuro.
¿Alguna vez imaginaron una tienda sin vendedores, sin filas, donde se puede hacer compras rápidamente y sin estrés? Un lugar sin recibos de compra, donde lo único súper indispensable es contar con un smartphone.
Lo que hace que me asombre de esta manera es, no tanto el hecho de poder acceder a un servicio así, sino el olfato increíble de Jeff Bezos para saber qué es lo que el cliente necesita. Porque él podría haber mantenido por años o décadas su plataforma de ventas y le hubiera ido tan bien como hasta ahora.
Aunque la compañía asegura que aún no hay planes en este momento para llevar esta tecnología a los 431 supermercados de Whole Foods que la misma adquirió en junio de 2017, casi podría asegurar que ese será el siguiente paso.
Hace poco leí una opinión sobre Amazon Go en una revista de aerolínea, y me pareció tan acertada que me tomé el trabajo de copiarla. En ese artículo citaban a David Sax, escritor que suele colaborar con The New Yorker, autor de “The Revenge of Analog” (La venganza de lo analógico). Sax decía que: “las tiendas son más que lugares para intercambiar dinero por bienes. Siempre han sido ambientes humanos, donde las interacciones tienen un valor por sí mismas”. Con esto, Sax apunta a la permanencia de las tiendas físicas y a las relaciones que vienen con ellas, aunque puedan convivir con otro tipo de transacciones, como las del comercio electrónico. Me pareció interesante esa opinión, justo ahora en que el tema del dinero electrónico no acaba de ser digerido en nuestro país.
“Cuando compramos algo, no estamos pagando solo por un bien material. También estamos pagando por la interacción que viene con él. A veces esa interacción es práctica: un empleado que escanea y empaca nuestro mercado. A veces se basa en el conocimiento, como ocurre con los consejos para instalar una lámpara colgante que dan en la ferretería”. Sí y no, David Sax, en Amazon Go hay humanos, solo que están allí para ser de ayuda, pero la tecnología está para garantizar la eficiencia. Además, recordemos que muchos de nosotros hacemos la mayoría de “trámites” (pagos de servicios, transferencias, etc.) a través de nuestro smartphone. Me pregunto: ¿habrá alguien que prefiera hacer la fila, a veces por horas, para tener contacto humano con sus compañeros de línea y luego con la malhumorada cajera a la que todos tratan mal?
Disfrutemos del futuro, de la nueva manera de hacer negocios.