Es la historia de un país que no conoce la paz desde hace más de 40 años, que ha tenido que convivir con el ajedrez geopolítico de soviéticos y norteamericanos y ahora en gran medida con su consecuencia, el naciente y hoy boyante retorno del terrorismo fundamentalista radical islámico.
Sin dudas, esta es la peor derrota estratégica del imperio militar hegemónico de los Estados Unidos y de sus aliados europeos de la OTAN, dejando clara y abierta la pregunta: ¿de qué sirvieron estas dos décadas de intervención armada? Los más de -léase bien- 2 trillones o 2.000 millones de millones de dólares invertidos, y claro, por sobretodo a un costo de miles de muertos entre civiles y militares.
El horror vivido por un pueblo indefenso ante el radicalismo islámico implementado por los Talibanes en la década de los 90´s regresó para instaurarse, en vista y paciencia de toda una comunidad internacional que permanece inerte, expectante ante el cometimiento de nuevos crímenes de guerra, de lesa humanidad en contra de toda persona que no comulgue con este radicalismo y muy particularmente, en contra de mujeres y niñas que saben que sus mínimas conquistas de derechos quedan nuevamente vapuleadas, pasando de regreso a ser sujetos sin derechos. Las lapidaciones públicas por el delito de adulterio o no usar el burka, el desmembramiento de pies o manos por un robo y el hecho de no poder salir a la calle sin un hombre que sea su chaperón por el mero hecho de ser mujer, son ya una realidad.
Aunque se pretenda desconocerlo, la historia sí se repite para los norteamericanos al recordar su salida de Saigón en 1975. Hoy en día, nos encontramos a poco más de 1 mes de la conmemoración del aniversario No. 20 de los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York, el evento que cambió el curso de la historia y marcó el inicio de esta particular intervención armada. Cabe por lo tanto preguntarse si 20 años después de este fatídico acontecimiento: ¿Se encuentran hoy en día los norteamericanos y el resto del mundo libres del peligro de nuevos atentados terroristas a manos de estos extremistas?
Ashraf Ghani, expresidente ya de Afganistán, huyó del país, esta acefalía contribuyó a que la moral de las fuerzas armadas decaigan y terminasen rindiéndose casi sin oponer mayor resistencia a los Talibanes, por lo que así, el pueblo afgano amanece a la merced de lo que es ya el inminente retorno de uno de los regímenes medievales más sanguinarios y retrógradas que existen en el planeta.
La comunidad internacional y por sobretodo los actores de este conflicto están obligados a prevenir la inminente crisis humanitaria que se avecina. “La guerra es lo que ocurre cuando fracasa el lenguaje” Mark Twain.