Durante estos días hay muchos eventos de reflexión sobre los 20 años de la dolarización. No quiero referirme a la historia de la misma, sino más bien meditar sobre dos puntos importantes.
El primero es el costo de tardar. ¡Que duro es para la sociedad cuando lo que hay que hacer en la economía no se hace!
La necesidad de deshacerse de la moneda propia era evidente, mucho antes de que se tomara la decisión el día 9 de Enero del año 2000. De hecho, el 25 de Octubre del 1998, por pedido del director de diario El Universo en aquel entonces, Carlos Pérez Perasso, escribí desde el exilio un análisis de casi dos páginas completas titulado “Alternativas a la Crisis”. Ahí se expresó en forma contundente y clara que el Ecuador tenía que salir de su moneda, que ya no había espacio para el Sucre. Esto fue 14 meses y medio antes de la dolarización. Si en ese momento se hubiera tomado la medida, se habría evitado el feriado bancario, y el tamaño de la crisis habría sido mucho menor. Algo similar a lo que está ocurriendo hoy. Debimos haber iniciado el gran ajuste en el año 2015, cuando debíamos 22 mil millones de dólares menos que lo que se debía al momento de ir en el 2019 al FMI.
La dolarización, que fue inevitable y una decisión correcta de quien la firmó, Jamil Mahuad, y de quien luego la sostuvo, Gustavo Noboa, fue lamentablemente tardía, y es una gran lección que debemos recordar. Cuando los problemas son graves, y hay que enfrentarlos, el no hacerlo solo implica más dolor para la población y en especial para los más pobres.
La segunda gran lección de la dolarización es que por más fuerte u óptimo que sea un sistema monetario, con moneda propia o sin ella, ese sistema no garantiza nada: No se hace rico un país por su sistema monetario.
Chile es mucho más rico con moneda propia; y dentro del sistema Euro, en el cual los países no tienen moneda propia, en su momento varios de sus países miembros entraron al mismo tiempo en gran crisis: Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España. Grecia sigue con problemas, pero Irlanda, que hoy es el que más crece en Europa, hizo la tarea mejor que cualquiera.
Por lo tanto, creer que la dolarización nos garantiza salir de la pobreza es un grave error, y hoy, por desaciertos que se dieron en el gobierno de la FaRC (familia revolución ciudadana) hay que darle un vuelco total a la economía del Ecuador, e iniciar un proceso que durará décadas para sacarnos de la pobreza. Por ello, a los 20 años de la dolarización, sabiendo que nos defendió de una debacle como la de Venezuela, debemos hacer el esfuerzo de llegar a ese gran acuerdo y entendimiento de la realidad: Que sin ahorro, inversión, producción, sin una economía libre en la que se incentive al emprendimiento privado como gran motor, no se genera riqueza ni se sale de la pobreza, así no se logra equidad. Este es un proceso que dura muchos años y no un solo gobierno.