Un estudio piloto revela que masticar un solo chicle puede liberar cientos o incluso miles de microplásticos en la saliva, convirtiéndolo en una fuente inesperada de estas diminutas partículas.
El estudio, presentado en la American Chemical Society en San Diego y en proceso de revisión para su publicación en Journal of Hazardous Materials Letters, analizó 10 tipos de chicles comerciales en EE.UU., tanto sintéticos como naturales. Los resultados mostraron que 1 gramo de chicle puede liberar en promedio 100 microplásticos, y algunos hasta 637.
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Lo más sorprendente fue que la diferencia entre chicles naturales y sintéticos fue mínima: ambos liberaron polímeros sintéticos como poliolefinas y poliestirenos, materiales comunes en productos de consumo. Además, el 94% de los microplásticos se liberaron en los primeros ocho minutos de masticación.
Aunque aún no se ha determinado si los microplásticos representan un riesgo directo para la salud, estudios previos han encontrado su presencia en órganos humanos como la sangre, los pulmones y hasta la placenta. Esta investigación abre nuevas preguntas sobre la cantidad de plásticos que ingerimos sin darnos cuenta y la necesidad de mayor transparencia en la industria alimentaria.