Poleth y Anaís Mendes: Las hermanas que hicieron historia
Juntas entrenaron, juntas ganaron y juntas hicieron historia. Se trata de las primeras medallas paralímpicas que Ecuador se adjudicaba en su registro deportivo gracias a Poleth y Anaís, hermanas oriundas de Tumbatú, un pueblo carchense en el Valle del Chota. Con el amarillo, azul y rojo en sus trenzas, las hermanas compitieron en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020+1, logrando que dos banderas ecuatorianas se izaron al mismo tiempo en una ceremonia de premiación.
Ambas deportistas, con discapacidad intelectual, se destacaron en la disciplina de impulso de bala. Poleth, de 25 años, estableció 14,39 metros y, además del oro en el podio, se consagró con un nuevo récord mundial y paralímpico. Mientras que Anaís, de 21 años, logró el tercer lugar con 14,06 metros, llevándose la presea de bronce.
Las hermanas Mendes están en la categoría F20 que corresponde a la discapacidad intelectual en los deportistas. Esta no fue la primera vez que ambas compartieron un podio, pues en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, Poleth y Anaís quedaron primera y segunda, respectivamente. Y en el 7vo Abierto Mexicano de Para-Atletismo en Nuevo León, en junio del 2021, las jóvenes ocuparon los dos primeros puestos triunfantes, presagiando que en Tokio serían protagonistas de una gran hazaña.
Tras más de ocho años entrenando, Poleth y Anaís siempre estuvieron inmersas en el deporte desde pequeñas, “nosotras entrenábamos todas las disciplinas y nos decidimos por el lanzamiento de bala porque para eso éramos más buenas”, nos cuenta entre risas Anaís, coincidiendo con su hermana mayor en que cualquier discapacidad no es un limitante para el deporte y que todo depende de la voluntad que tengas, “cuando alguien quiere algo, lo logra, lo consigue, únicamente hay que poner de parte, hay que poner corazón y vida y todo fluye”, enfatiza Poleth.
El retorno de las paratletas al país estuvo lleno de júbilo y alegría, un arco de agua les dio la bienvenida al aterrizar en Quito con sus triunfos colgados desde el cuello. En su pueblo, Tumbatú, se las recibió con una caravana, los pobladores organizaron un evento para reconocer sus logros, del cual formó parte Tamara Salazar, vecina de la comunidad. “Lo que más nos ha llenado el corazón es que siempre nosotras convivimos, entrenamos en equipo y nos llevamos bien. Más que todo tenemos el apoyo siempre en todo momento”, destaca la menor de las medallistas cuando les preguntamos qué es lo más gratificante haber hecho historia.