Janice Marquéz De La Plata, una vida por el océano

Luego de pasar por un proceso fuerte en su vida, la activista oceánica encontró en las salas de hospitales su propósito de vida a través del cuidado del mar.

11 enero 2024 - Personajes

“Luchar por el océano el resto de tiempo que duren nuestras vidas” es uno de los lemas de SOA (Sustainable Ocean Alliance), y, quizás, nadie entiende mejor esta frase que la presidenta de la organización en Ecuador. A sus 29 años, Janice Marquéz De La Plata ha vivido por momentos de catarsis que la han unido más a su dharma, su misión espiritual en esta tierra, que es velar y cuidar los océanos. Bióloga de profesión y amante del mar y de las especies que viven en él desde pequeña, esta guayaquileña ha estado trabajando por los ecosistemas marinos desde cuando era estudiante politécnica.

Consciente de la importancia del buceo para conocer mejor el entorno y del valor económico que esto representa, en el 2017 junto a un grupo de amigos formó el Club de Buceo Investigativo YAKU, este sería su impulso para proteger el océano desde las leyes y la ciencia, y, también, para conectar con otras organizaciones en las que prestó su fuerza y servicio como “Mingas por el Mar”, “Pacífico Libre” y otras. “Ayudaba en las redes haciendo escritos, levantando datos, activismo... cuando necesitaban un voluntario yo decía ‘yo, yo’, y me decían Janice es voluntaria de todas las organizaciones, pero no tiene una organización propia”, cuenta entre risas.

Un giro en su lucha

En el 2019 esa realidad empezó a cambiar cuando Daniela Hill la invitó a iniciar un prototipo de una organización que después se llamaría “Amiguitos por el Océano”, donde hoy es parte como técnica y da clases a niños de las comunas costeras sobre educación oceánica, “llevando el océano a las aulas de clase”, como nos dice Janice. Sin embargo, en agosto de ese año, ese camino empezaría a girar cuando comenzó a sentir mareos y perdiendo dinamismo con los niños, “yo pensaba que era una enfermedad del buceo o algo del oído y pasé por varios otorrinolaringólogos... estaba desesperaba por saber qué tenía porque el mareo se estaba convirtiendo en pérdida de equilibrio, hasta que un doctor, amigo de mi papá, me dijo que fuera donde un neurólogo a hacerme unas resonancias... hasta que salió mi jr”. Los exámenes revelaron que tenía un tumor cerebral, que debía ser operada de inmediato y empezar distintos tratamientos para luchar contra el cáncer...

“Las personas conocen el amor de múltiples maneras, pero yo creo que conocí ahí un amor que no he conocido ni con parejas, ni con la familia, creo que es tan puro y divino que es lo que me llena cada vez para dar ese servicio y ser ese puente para devolver un poquito aquí al mundo material. Cuando pasó todo esto, todas las personas que he conocido mediante el activismo oceánico se unieron para hacer bingo, rifas, eventos benéficos para mí. Todo lo que pasaba a mi alrededor fue demasiado bueno, aunque ese proceso sí fue muy duro”, nos relata, destacando que la actitud de una persona frente al cáncer es lo que te hace sobrellevarlo de mejor manera.

“Mi tratamiento duró casi un año y creo que de todas esas veces solo estuve llorando deprimida una vez, cuando todo se me vino a la cabeza de que posiblemente ya no habría metas por las qué luchar. Unos días antes yo estaba en una sala con otros pacientes y decían ‘yo lucho por mis hijos’, ‘yo lucho por mi esposa’, ‘yo lucho porque tengo mis empresas’ y yo por qué luchaba si no tenía nada de eso: ni hijos, ni esposo... ¿por qué luchaba? Y me estaba dando al abandono, en medio de un día fuerte vi en una botella la palabra “Amor” y ahí fue un wow. Dije yo tengo amor por lo que hago, por los niños de clases, tengo amor por el océano, por mi carrera... Yo quiero hacer esto bien y esa era la respuesta. Todo ese amor que recibí durante todo este proceso fue el detonante que sigue en pie la lucha, sigo en el camino, que solo respire y a pesar de que haya mucho dolor físico uno puede aguantarse y salir adelante”.

Un camino de aprendizajes

Entre las salas de hospitales y haciendo su pasión por investigar más por el océano encontró a SOA, una ONG que tiene presencia en más de 80 países, que activa a los jóvenes e impulsa soluciones innovadoras para restaurar la salud del océano. Contactó a su líder regional en latinoamérica y se puso a disposición para unirse y abrir un capítulo de la Alianza Sostenible por el Océano en Ecuador. “Al final de este proceso que fue ‘malo’, las enseñanzas que me dejó fueron muy reveladoras en mi vida”, cuando acabó sus terapias en el 2021, comenzó por tener un equilibrio en su vida; su salud, el tiempo con su familia y la ecoansiedad por su trabajo ahora los maneja con límite, sabiendo que como herramienta de lucha tiene que estar bien.

Hoy, en su labor como presidenta de SOA Ecuador, la activista interviene localmente en temas de educación oceánica en diferentes provincias del país, como el Hackathon por el océano, e internacionalmente en conferencias medioambientales en Portugal, Egipto, Costa Rica y más, pues pone énfasis en lo mucho que falta hacer por el mar en comparación con otras luchas históricas: “el océano es el mejor amigo para luchar contra el cambio climático y también es el más olvidado para luchar contra el cambio climático”, resalta la investigadora que tras pasar por un proceso tan fuerte tan joven, solo se ve haciendo una actividad por el resto de su vida, cuidar el océano.

Un dato curioso...

“Yo siempre digo que mi vida está llena de “Danieles” por algo. Daniel se llama el líder de Latinoamérica de SOA, Daniela Hill de “Amiguitos del Océano” es mi jefa y quien me acompañó cuando me dieron la noticia del cáncer, Daniela Fernández es la fundadora de SOA global, ella creó una organización donde los jóvenes pueden manifestarse por el océano, y posteriormente se dio lo que debía que pasar, cuando uno hace una cosa con sincero trabajo y una intención honesta, las cosas pasan solas y se fue expandiendo de países en países”.

Una lucha que falta por el mar

“Muchas personas desconocen del tema, pero la minería submarina es una nueva amenaza que se está presentando a los océanos porque ya se están acabando los recursos minerales en la tierra que son necesarios para hacer aparatos tecnológicos, y es la excusa de quienes quieren que se haga minería submarina en el mundo, dicen que el humano no puede pasar a una transición energética y por ello quieren ir a minar los océanos. Hemos visto los males de la minería en la tierra, ahora cómo van a ser los males de la minería en un ecosistema tan vulnerable como lo son los fondos marinos. Hemos estado impulsando campañas en los vacíos legales de estos proyectos que quieren iniciar investigaciones para la minería submarina, antes de que se dé paso en el Océano Pacífico, al frente de México. Estamos muchos jóvenes alrededor del mundo pidiendo a los países que muestran un voto en contra de la minería submarina en la ISA (Autoridad Internacional de los Fondos Marinos)”.

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