Ana María Weir: Modelaje, yoga y un corazón ambiental
La modelo ecuatoriana radicada en Montañita, pero con alas para volar a donde su profesión la lleve, dedica su tiempo y pasión en ayudar al medio ambiente y a las comunas que la han visto crecer.
Ella fluye como las olas que bañan las playas de Montañita y Olón, por eso el escenario perfecto para nuestro encuentro serían estas comunas que son su hogar desde hace más de 16 años. Ana María Weir, o Anita, como le dicen sus familiares y amigos, es una mujer que vive en un perfecto equilibrio de mente, cuerpo y corazón. Y es que su profesión de modelo la ha llevado más allá y no solo ha buscado trabajar lo físico, sino también el espíritu y su conexión con la naturaleza.
Su inicio como modelo se dio a los 18 años, recién graduada del colegio una amiga de su mamá le dio un contacto para lo que sería una entrevista de trabajo, pero terminó siendo un concurso, se trataba del Super Model of the World de Ford Models. Aunque Anita desconocía el mundo del modelaje decidió transitar ese camino, y a pesar de no ganar, quedó entre las finalistas, y fue un evento que la llevaría a buscar una agencia, Klasse, de Denise Klein, con la que llegaría a posicionarse en el mercado local y luego conseguir oportunidades en México.
“Cuando chiquita siempre tuve esto de presentarme, me gustaba, me imaginaba siendo cantante, con mis primas jugábamos a eso, pero algo que debo destacar de mi adolescencia es que yo era bastante tímida, algo que tuve que trabajar, pues me encantó modelar y hacer pasarela”, nos cuenta Anita.
El amor y la playa
Por esa época también conocería a quien es hoy su compañero de vida, quien es cantante y Dj de un concurrido bar de Montañita, con quien ha mantenido una relación sólida en la que la confianza es la base. Cuando ella ha tenido que viajar a vivir por períodos en México, debido a su trabajo de modelo, él ha sido un gran apoyo. Por eso, ella solo sonríe cuando alguien le dice que alguna otra muchacha le coquetea a su novio cuando este está en el escenario.
Cuando le preguntamos si él fue el incentivo para mudarse a vivir en la playa, nos cuenta que en parte sí, pero asegura que ella ama vivir allá y que le gusta tanto que no siente presión cuando tiene que viajar a la ciudad por trabajo y luego retornar.
A sus 34 años está cómoda en su piel, pero nos dice que no fue fácil, hubo momentos en que como cualquier ser humano se sintió acomplejada por alguna u otra zona de su cuerpo, y fue el tiempo y el trabajo interno que viene haciendo lo que la ayudan a apagar o ignorar esa voz negativa. Además, ella sabe que si la buscan no es solo por su experiencia, sino también por lo que proyecta.
“Comparo mi trabajo actual con el de mis inicios y ha sido una evolución, se notaba mi inseguridad y mi timidez, algo que fui trabajando. Hoy me siento bien, pero se trató de un proceso”, nos dice esta mujer que se ve igual de cómoda en un vestido de diseñador como en un traje de baño.
“Por mi carrera empecé un trabajo personal, hoy por hoy no puedo decir que no tengo ningún complejo y es súper difícil que eso se vaya de la mente. Pero sí ha sido un trabajo constante, ciertos años de mi vida sí me esforcé por estar en las medidas o tener el cuerpo, pero ya con los años empecé a trabajar más en mi mente y en lo que me digo, porque esa narrativa es muy importante. Todo viene desde adentro”, nos cuenta.
La evolución del modelaje
Ella sabe que para la carrera que ella escogió siempre hubo parámetros, desde la estatura, las medidas o la edad, pero la tendencia mundial ha roto con muchos de ellos, y es algo que la hace sentir más cómoda, pues desea continuar con esta profesión por muchos años más.
Sobre el mundo de la moda ecuatoriana Anita asegura que extraña el tiempo en que se organizaban más pasarelas, pues es algo que disfruta hacer, pero aplaude a los emprendedores y diseñadores nacionales jóvenes, quienes están buscando ser más profesionales y crear una imagen fuerte a través del mundo digital, algo que permite que el modelaje local se mantenga y empiece a desarrollarse más. “Se hacen producciones porque ahora las redes sociales han revolucionado el tema de la venta”, señala.
Un estilo de vida
La modelo guayaquileña, también haría una carrera de modelaje en México, país que le dio apertura para ser imagen de varias marcas de moda y belleza desde el 2016, siendo su agencia actual en el país azteca Model Zone.
Allá tomaría clases de yoga y actuación para poder tener un mejor perfil en campañas publicitarias televisivas. Y aunque el teatro es algo que aún le llama la atención fue el yoga lo que la cautivo, convirtiéndose en el 2018 en profesional de esta disciplina.
De esta manera comparte su tiempo entre el modelaje e impartir clases de yoga. También realiza ayurveda, lo que la lleva a tener un estilo de vida más consciente, lo que se refleja en su alimentación equilibrada y natural, así como también en su emprendimiento llamado Nuwa, una tienda de marca online sustentable, donde junto a su socia tienen un catálogo de ropa de yoga, trajes de baño y productos de belleza veganos.
Lo que se viene
Sus planes a futuro son crear la tienda física de su marca, para que también se convierta en su estudio de yoga, pero su prioridad para este año está relacionada con gestión medioambiental, una carrera que estudió pero no culminó en su momento, ella es miembro de una red ambiental llamada Agua Sagrada que busca una remediación y tratamiento de aguas residuales para las comunidades de la Ruta del Spondylus.
Como parte de este proyecto, Anita está enfocando sus esfuerzos en buscar fondos para crear plantas de tratamiento de agua de bajo costo y aplaude la congruencia de que esto también ayude a crear huertos para las comunas. La idea es que todo sea circular y sustentable, afirma y para lograrlo habrá alianzas con una institución de educación superior que ya ha tenido éxito en este tipo de proyectos.
Anita, quien ve de primera mano las necesidades de las comunas, ve la importancia de devolver al ambiente aquello que nos otorga. Una forma de pensar que está a favor de ir trabajando para borrar las huellas que le creamos al planeta.
