Un taller de cerámica en el que le permitieron moldear lo que podría ser un florero o quizás un vaso cambió su perspectiva de cómo ser un instrumento para ayudar a otros. Carolina Massuh, psicóloga clínica y creadora del espacio CeramicAlma nos cuenta cómo en España, surgió la emoción por esta práctica que se puede asociar a la arteterapia.
En el 2015, Carolina estaba estudiando una maestría de psicoterapia y bienestar emocional, pero le estaba costando adaptarse a estar sin su familia y amigos, y no fue hasta que en una caminata por las calles de Madrid –de aquellas que le ayudaban a reflexionar- se encontró con lo que se convertiría en un refugio. Un letrero de un estudio de cerámica que dictaba talleres libres la llevó a entrar y a trabajar una pieza, y de cierta forma le aportó bienestar, algo que en ese momento ella sentía que le hacía falta.
“La práctica cerámica te regala muchísimas cosas y que muchas veces cuando no lo estás buscando, simplemente vas por hacer algo nuevo y sales con más de lo que esperabas”, nos confiesa la psicóloga, quien asegura que su amor por este arte nació sin pensarlo.
LEA: Camille Gamarra: 'Yo aprendí a transitar el duelo desde la gratitud'
Tras su regreso a Ecuador empezó a trabajar en su profesión, desde el sector educativo, y aunque buscó seguir aprendiendo este arte manual se le hizo difícil encontrar un lugar que le permitiese seguir trabajando con libertad.
Y es que para Carolina ya se había abierto un universo en el que estar moldeando le daba mucha paz, calma, pero además le hacía conectar con el momento presente y con sus sentidos. Para ese momento ya conocía los beneficios del arte terapia y de cómo podía ser complementaria a la terapia psicológica.
Estudio en casa
Carolina nos cuenta que no fue sino hasta el 2019 que coincidió con una tallerista que hacía una pequeña producción de vajillas, quien le permitió retomar la práctica con el torno alfarero. Con la llegada de la pandemia decidió comprar su propio equipo y material para poder hacer cerámica en casa.
LEA: 'Si la vida te da mandarinas': el nuevo K-drama que cautiva en Netflix
Sus primeros estudiantes fueron sus familiares quienes al ver como realizaba la actividad se sintieron intrigados, fue en esa época de encierro que ella descubrió que se le daba bien enseñar. “Me gusta mucho no solamente hacer cerámica, sino también transmitir estos conocimientos y esta vivencia, pues es algo más interno, no únicamente es el hecho de crear una pieza de cerámica, sino las emociones que se sienten al crear”, agregando que a través de sus talleres genera un espacio para que las personas conecten consigo mismo y a la vez desarrollen su creatividad.
Fue poco a poco que empezó a comprar más herramientas para poner un taller de clases y en el 2021 abrió las puertas de su estudio, el cual en un principio se iba a llamar ‘wabi sabi’, por la filosofía japonesa de buscar la belleza en la imperfección, aunque su proyecto mantiene esa ideología decidió unir las palabras cerámica, alma y calma, ya que estas transmiten lo que ella siente al crear con sus manos.
Terapia creativa
A sus 33 años esta joven que empezó con una alumna ve que se ha convertido en un emprendimiento al que le dedica el 80% de su trabajo, y por supuesto mantiene su consulta privada como psicóloga ya que ambos proyectos son su misión de vida.
Este año tiene planificado mudar su taller y expandirlo, su idea también es tener un showroom para poner a la venta las piezas elaboradas por ella, y poder tener una espacio para ofrecer ‘experiencia de cerámica’, que son eventos que ella ha venido haciendo en diferentes lugares como restaurantes, cafeterías o espacios creativos donde las personas pueden hacer una pieza, y disfrutar de un vino, piqueos y buena compañía.
Fueron estos eventos vivenciales los que la dieron a conocer, nos cuenta Carolina quien asegura que al final del día no se trata de una clase de cerámica sino de todos los beneficios que aporta al bienestar de las personas.
Beneficios de practicar cerámica
Reduce el estrés.
Fomenta la sociabilidad.
Desarrolla la creatividad.
Aumenta la concentración.
Mejora la autoestima.
Conecta con nuestros sentidos haciéndonos más conscientes.
Nos recuerda vivir el presente.
Ayuda al desarrollo mental.
Resolución de problemas.
Disminuye la ansiedad.
Nos hace más tolerantes a la frustración.
Se trabaja motricidad fina y gruesa.
LEA: Dejar de vivir al día es posible con estos cinco consejos de ahorro