En Laeken, en Bruselas, cada año ocurre un fenómeno especial y romántico: un corazón de luz se proyecta sobre una tumba el 21 de junio, cuando el sol alcanza su punto más alto en el cielo durante el solsticio de verano. No es un accidente, ni un juego de sombras. Es una obra de arte solar diseñada con amor y ciencia hace más de un siglo.
Esto ocurre sobre las tumbas de Léonce Evrard y Louise Flignot, una pareja francesa que vivió en Bruselas y descansa allí desde 1920. La historia detrás de esta maravilla es tan conmovedora como el espectáculo en sí. Louise falleció en 1916 y su esposo, profundamente dolido, canalizó su duelo en la creación de un mausoleo que desafiara al tiempo y a la muerte. Evrard, escultor y artista, diseñó la capilla funeraria con una precisión asombrosa, creando una abertura circular en el techo que cada 21 de junio permite al sol formar un corazón de luz exactamente sobre la tumba de su amada.
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La escena dura apenas unos minutos, pero ha convertido al lugar en un sitio de peregrinación anual. Curiosos, turistas y amantes del arte funerario se reúnen cada año para presenciar ese momento en el que la arquitectura, la astronomía y el amor eterno se funden en un único destello de luz.
Más que un tributo romántico, el mausoleo de Evrard es un testimonio del vínculo que trasciende la vida.