La ciberdelincuencia no para y busca formas de atacar en cada espacio disponible. Aunque parezca difícil de creer, la conexión Wi-Fi es un punto muy vulnerable por donde estos ataques pueden afectar a cualquier usuario. Más aún cuando mantiene encendida la antena de conexión todo el tiempo.
El peligro se debe a que al estar encendida, el dispositivo móvil se mantiene constante en la búsqueda de redes que pueda utilizar. Esto es una ventaja para tener internet sin gastar los datos móviles, no obstante es muy riesgoso. Al conectarse a cualquier red abierta, el smartphone expone sus datos personales y dirección IP a terceros.
De tal forma, los ciberdelincuentes crean redes comprometidas o intervienen en aquellas que no cuentan con mucha seguridad. Por ejemplo, la red de un centro comercial. Así, a cualquier usuario que se conecte, pueden robarle la información, desde los datos generales del dispositivo, cuentas en redes sociales, hasta el acceso a la aplicación bancaria. De tal modo que, cuando tu dispositivo se conecte automáticamente a esa red, los ciberdelincuentes ya la tendrían en su poder.
Está de más recordar que lo mejor es conectarse a redes confiables y conocidas. Por ejemplo: domicilios de seres cercanos, oficinas, etc. En caso de utilizar conexiones desconocidas se recomienda utilizar una VPN para garantizar que la actividad pase inadvertida.
Por otra parte, desactivar el Wi-Fi cuando no esté en uso es una acción que ahorra batería. Debido a que el smartphone mantiene su búsqueda de redes, no importa que no esté en uso, seguirá trabajando y consumiendo batería. La ventaja es que en los nuevos modelos de teléfono, la desconexión de Wi-Fi es más sencilla.