Diego tiene la mirada tranquila de un niño agradecido con el mundo. Aunque lleve aretes, collar y las uñas pintadas su look invita a conocerlo más.
En sus brazos están tatuados un panda y un árbol de cerezos evidenciando su pasión por la cultura asiática. Diego no busca llamar la atención sino sentirse cómodo con su mundo interior.
Idealista y soñador es más que todo curioso, carismático y extremadamente talentoso.
Con tan solo siete sencillos como solista ya tiene estilo propio y un espacio creciendo en el universo musical donde su Pop ochentero con algo de Trap, Funk y Jazz es tan original como pegadizo.
Lea también: Tutti Frutti, un espectáculo que recorre desde los 70's hasta la actualidad con baile y música en vivo.
Desde los 5 años de edad Diego encontró en la música un terreno de juego donde la creatividad no tiene límite.
Todo empezó acompañando a su padre Eddie Chiang que cantaba boleros y pasillos.
“Mi papá es doctor pero toda la vida estuvo en los escenarios y lo acompañé a muy temprana edad con mis hermanos Eddie (36) y Gino (32). Mi mamá declamaba poesía en casa, siempre estuvimos inmersos en el arte”, relata el artista multifacético de 26 años.
“En la universidad fundamos con unos amigos la banda “Invasores”, nació como el homenaje de cinco amigos a los Beatles pero sobrevivimos ampliando el repertorio durante seis años”, añade.
En todo este lapso de tiempo Diego paseó entre los boleros de su padre, los clásicos ochenteros y las nuevas tendencias del pop.
“Con mis hermanos imitábamos los Boys Bands de los 90, allí empezó el gusto por las coreografías pero el momento cumbre fue cuando descubrí el álbum doble “History” de Michael Jackson, puse “Billie Jean” y grité: ¡Qué es eso!”
De Michael Jackson, Diego aprendió lo más importante: vivir sin complejos en el escenario cantando, ensayando, actuando y bailando.
Cuando el menor de los hermanos Chiang decidió ser solista, emprendió el mayor viaje musical de su vida mezclando todas sus influencias pasadas para crear su estilo propio.
“Tengo las bases clásicas de mi padre, la música ochentera de The Police y Depeche Mode, el acid jazz de Jamiroquai de los 90 y el estilo de Spinetta y Jorge Drexler que me motivó a coger la guitarra a los 13 años para conocer el folclor latinoamericano", añade Chiang.
"Además pude hacer parte de un proceso de producción y composición que comenzó en el 2021 junto a los guayaquileños Jorge Nehme y Jaime Velásquez que coescribieron el tema “Tantas Cosas” conmigo”, acota el artista que abrió exactamente hace un año el concierto de Morat en Quito y Guayaquil.
“En la segunda función en Guayaquil se me acercó un representante de la disquera de Morat y me hizo una propuesta. Tres meses después trabajaba con Dale Play Records”.
Diego ya es DiCapo y vive entre Guayaquil y Madrid donde se encuentra la mamá de su hija dedicada al teatro musical, su hija recién nacida y su disquera trabajando en su imagen y propuesta artística.
“En España hicimos el video de “Infinito” que es quizás la canción que mejor me representa hasta ahora. Habla de mi proceso personal y artístico hasta llegar al momento de plenitud”, revela el compositor.
DiCapo hace parte de esta generación que no busca imitar a nadie pero nutrirse de todos.
Suele crear canciones que lo llevan a una paleta de colores, una película o un sentimiento, le gusta el ambiente que generó la música que Gustavo Santaolalla creó para el juego The Last Of Us antes de que se vuelva serie, el lenguaje cinematográfico de Amélie, Gran Hotel Budapest y Jojo Rabbit.
El joven artista de 26 años tiene la cabeza llena de imágenes y sensaciones que traduce en música. Si tienen alguna duda acerca de su talento, escuchen sus sencillos: “Travolta”, “Fuimos”, “Nubes” u “Infinito”, un buen inicio para un playlist contagiante.