Reseña | 'Nosferatu': El regreso de un clásico del terror gótico
La atmósfera gótica, sumada a la gran interpretación del elenco y uso adecuado de los efectos especiales, provocan que la cinta, basada en la novel Drácula de Bram Stocker, sea muy envolvente.
Si bien no soy fanático de los remakes, considero que, si se logra adaptar con el respeto que se merece el material original, pueden crearse obras interesantes que consigan atraer sobre todo a nuevos públicos a descubrir la esencia de estos relatos clásicos e inspirar a futuros creadores.
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En este caso, todo lo que envuelve a Nosferatu son palabras mayores. Este clásico del horror, basado en la excelente novela Drácula de Bram Stoker, tuvo su primera adaptación en 1922, dando lugar a un clásico del expresionismo alemán y se convirtió en inspiración de muchas obras, marcando pautas para toda la mitología alrededor de los vampiros y un hito en el cine de terror.
El director Robert Eggers, quien durante los últimos años se ha destacado por encabezar muy buenos films como La Bruja y El Faro, decidió hacer su versión de este clásico, para lo cual se rodeó de un potente elenco. Figuras como Willem Dafoe, Aaron Taylor-Johnson, Nicholas Hoult, Lily-Rose Depp y Bill Skarsgård marcan un estreno algo extraño por la fecha, ya que coincidió con la época navideña.
Sin embargo, a pesar de los fantasmas de los remakes y la temporada de estreno, Eggers logró salir vencedor al apostar por una detallada y potente producción con el objetivo de que cada localización, escenografía y vestuario destaquen como un personaje más que llena de misticismo y sensación de desasosiego cada escena.
La atmósfera gótica, sumada a la gran interpretación del elenco y uso adecuado de los efectos especiales, provocan que los 40 minutos de duración extra que tiene esta versión en comparación con la original, no sean pesados. Al contrario, la puesta en escena es envolvente y consigue que el público se encuentre embebido en la narración.
El elenco es preciso en cuanto a cada una de las caracterizaciones, si bien tenemos a actores que generan muchas expectativas por las nuevas producciones en las que se encuentran, como es el caso de Hoult quien ahora es el nuevo Lex Luthor en el reinicio de Superman, junto con intérpretes que son sinónimo de calidad como Dafoe, con quien el director ya trabajó en El Faro.
Es preciso destacar a Skarsgård como el Conde Orlok, vuelve al género del terror, luego del paso en falso que significó el remake de El Cuervo. En Nosferatu, prácticamente lo dio todo, cada una de sus apariciones resultan perturbadoras e intimidantes. Se nota que su entrega para este papel fue absoluta, indicando que Orlok y toda la oscuridad que lo envuelve lo llegó a afectar, dejándolo agotado, al punto de que ha manifestado que no volverá a interpretar a otros caracteres de terror por un buen tiempo. Esperemos que no sea por mucho ya que realmente se le da muy bien este género.
Si bien al principio generaba algo de dudas la idea de que Lily-Rose Depp fuese la protagonista de esta historia oscura, ya que no tenía tras de sí algún film de estas dimensiones, la visión del director, depositaba total confianza en ella puesto que direccionó el relato para que fuese contado a través de la óptica de las protagonistas femeninas, es así como aspectos vinculados al romance gótico y el erotismo, mezclados perfectamente con el horror, encuentran su clímax en la actuación de Lily-Rose, basta con ver fijamente esa mirada que transmite de manera única obsesión, desolación y tragedia; sumado a cómo logró manejar su físico para dotar de un impacto único los momentos de la posesión del vampiro, al punto de que cada contorsión deja huella en el espectador.
Si bien algunas reseñas critican el estilo, en partes muy apegado al teatro, sobre todo en los diálogos, considero que esto va acorde a la obra original y no desentona con la atmósfera que busca el filme.
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Otro factor que se mantiene resonando en nuestra mente luego de apreciar la película, es su fotografía. El trabajo de Jarin Blaschke, colaborador habitual de Eggers, quien ya fue nominado en los Óscar por su labor en El Faro, aquí vuelve a plasmar un deleite para los sentidos a través del juego de claroscuros; su experticia manejando las sombras y el fuego para resaltar los pasajes nocturnos, hacen de cada escena una obra de arte que parece sacada de una pesadilla.
Cada uno de los elementos que he mencionado hacen de esta visión de Nosferatu de Robert Eggers una muy buena opción para cambiar el tono de las películas que abundan en diciembre y disfrutar de una muy buena película de horror gótico que no dejará a nadie indiferente.
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