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Ciencia

Por primera vez en 10 años una vacuna contra el VIH llega a su fase final de ensayos

miércoles, 2 diciembre 2020 - 03:19
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Por primera vez en más de 10 años, un prototipo de vacuna contra el VIH ha llegado a la tercera y  última fase de los ensayos,  que determinará si es efectiva y capaz de proteger a las personas frente a la transmisión del virus. 

Según El País, el fármaco fue desarrollado por la farmacéutica  Janssen y utiliza la misma tecnología que las vacunas contra la COVID-19. 

Este nuevo método consiste en un adenovirus modificado para que transporte al interior de las células del sujeto el ADN de sus proteínas más representativas de manera que el organismo del individuo cree anticuerpos contra ellas.

En verdad, son dos vacunas (una codificada con tres proteínas y otra con cuatro, que por tener esta mezcla se llaman mosaico), dice Antonio Fernández, investigador de la farmacéutica.

De acuerdon con un artículo en The Lancet, ambas han superado los estudios de seguridad y se ha visto que crean anticuerpos, pero se debe comprobar si funcionan en condiciones reales. 

El ensayo durará de 24 a 36 meses, dice Fernández, para verificar la permanencia e intensidad de la protección. El anterior intento de conseguir una vacuna contra el VIH acabó en 2009 cuando se vio que solo evitaba un 30% de las infecciones.

José Moltó, de la Fundación de la Lucha contra el Sida, es uno de los médicos que va a participar en el ensayo, que ha empezado a reclutar voluntarios (van a ser 250 de 3.800 en España).

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Moltó explica que la tardanza en conseguir esta vacuna se debe a que el VIH tiene una “tremenda variabilidad”. “Al estar presionado [por las células del sistema inmune] cambia de apariencia externa y escapa”. Lo que hace este medicamento es que se dirige a distintas variantes de las proteínas gag, pol y env del virus, lo que le hace más difícil que evada la acción de los anticuerpos creados. Es, a otro nivel, parecido a lo que sucedió hace ya 25 años con los tratamientos antivirales: empezaron a ser efectivos cuando se combinaron varios que interrumpían el ciclo de replicación del virus en puntos distintos.

El éxito de los tratamientos actuales hace que una pastilla al día mantenga el virus controlado y lo reduzca tanto que la persona infectada no puede transmitirlo a otra (lo que se refleja en el lema indetectable=intransmisible), pero su éxito ha frenado la investigación reciente para una vacuna, dice Esteban Martínez, presidente de Gesida. Ya en 2009, el intento que llegó más lejos fue rechazado tras conseguir una protección del 30%.
 
Ahora, “el estándar con el que se compara está muy alto”, dice Martínez. “Hace 20 años, la urgencia era mayor”, porque no había otras alternativas como ahora, en la que la terapia antiviral para quienes ya tienen el virus y la denominada profilaxis preexposición (Prep), una pastilla que protege del VIH si se toma antes de las relaciones sin protección.
 
Han conseguido un buen control de la enfermedad a un coste razonable, ya que en muchos casos hay genéricos de los preparados, dice el presidente de Gesida, que ve en el desarrollo de una vacuna una serie de obstáculos, su coste, que su protección no sea muy duradera, que la respuesta no sea muy intensa, la necesidad de revacunar, que le hace decir que aunque le gustaría que hubiera una, lo ve muy difícil y cree que la prevención se puede lograr por otros medios.
 
Ramón Espacio, presidente de la Coordinadora Estatal de VIH y sida (Cesida), cree, sin embargo, que los reparos del médico están justificados en países ricos, pero que “todo dependerá de la eficacia y el régimen” de la vacuna.
 
Si se consigue que funcione con uno o dos pinchazos para toda la vida o cada cinco años, “será más cómoda y más aplicable a la población de los países pobres”. Eso mismo argumenta Fernández, del laboratorio fabricante. “Se puede conseguir un coste por debajo del de los tratamientos y puede ser más fácil de administrar que confiar en que personas en lugares donde falta hasta el agua potable se tomen una pastilla diaria”.
 
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