Las cadenas productivas juegan un papel transcendental para la reactivación económica que requieren los países en vía de desarrollo tras el impacto del COVID-19. Por ello, en nuestro país la agroindustria desempeña un rol estratégico.
Según cifras de Ecuador Agroalimentario, este sector registró una facturación de 26.007 millones de dólares en 2019, lo cual representó el 21,5 por ciento de las ventas totales del país en ese año.
En el ámbito de comercio exterior, la agroindustria aportó con el 46,5 por ciento de las exportaciones y además generó el 41 por ciento de plazas de trabajo para la Población Económicamente Activa.
Estas cifras, sin duda, demuestran la importancia de las empresas del sector, las cuales tuvieron que adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado una vez que llegó la pandemia a territorio nacional.
“Para acoplarnos, fue necesario ajustar nuestra operación a fin de garantizar el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, mantener la calidad que distingue a nuestros productos, ser más dinámicos en los procesos logísticos y de producción, y reinventar los canales de venta”, manifiesta Mariela Gómez, directora de Asuntos Corporativos de Moderna Alimentos.
Con estas acciones, la compañía logró superar los objetivos de venta que tenía previstos a inicios de 2020, en especial, en la línea de consumo, que incluye panes, pastas, avena, premezclas y harina fraccionada con alto contenido nutricional bajo las marcas Moderna, YA, Cayambe y Santorino.
Mientras que en la línea industrial (harinas de panificación y para hacer pastas) el comportamiento fue distinto, puesto que varias panaderías resultaron afectadas por la cuarentena para contener el COVID-19, disminuyendo la demanda, la cual se recuperó lentamente para el tercer y cuarto trimestre de 2020.
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Pero no solo las agroindustrias de gran tamaño lograron potenciar sus canales de venta, sino también aquellas empresas medianas que encontraron segmentos de mercados especializados.
Un ejemplo de ello es Livekuna, un negocio con siete años de existencia que constantemente innova en la forma de consumir superalimentos, garantizando la calidad de sus productos a través de certificaciones de producción orgánica y de procesamiento.
La empresa comercializa superalimentos en estado natural como chía, quinoa y moringa en hojas; también mezclas con probióticos y vegetales; en polvo, harinas, snacks y cereales.
Carlos Gutiérrez, co fundador y presidente de Livekuna, asegura que este negocio beneficia a alrededor de 500 agricultores, y que sus productos se venden en Ecuador, Panamá, Estados Unidos, Canadá y México.
En 2020, la demanda de los productos de la empresa bajó en el mercado local, pero en el ámbito internacional incrementó, gracias a la concreción de proyectos de inversión y desarrollo en Norteamérica.
“En el primer quimestre hemos sembrado más puntos de venta en Estados Unidos y Canadá. La demanda de alimentos saludables ha crecido mucho afuera, con una tendencia del cien por ciento”, asegura Gutiérrez.
A pesar de estas acciones importantes de las empresas, según el foro Ecuador Agroalimentario, el sector necesita una articulación integral de todos los actores de la cadena productiva con el objetivo de fortalecer la seguridad alimentaria nacional y generar más divisas para el país.