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Enfoque

Con la cría de paiche, trucha, robalo y moluscos se busca diversificar la acuicultura en Ecuador

viernes, 5 noviembre 2021 - 12:27
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En las últimas dos décadas, la acuicultura en Ecuador ha estado mayormente asociada al cultivo de camarón. Pero, si bien la cría de esta especie constituye uno de los principales rubros de exportación no petroleros, a nivel nacional ya se barajan otras alternativas para diversificar la actividad.

En algunas provincias de la Costa han surgido varias iniciativas para el cultivo de moluscos, tilapia y chame; en la Sierra hay experiencias con la trucha y tilapia; mientras que en el Oriente se avanza con la cachama y el paiche (Arapaima gigas). Con este último el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), trabaja desde el 2013.

Esta especie es considerada un recurso pesquero tradicional y de gran importancia económica en la cuenca amazónica, debido a la calidad y cantidad de carne que provee.

Actualmente, su crianza se realiza bajo la autorización del MAATE, en conjunto con el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversión y Pesca, pues ésta se encuentra en la lista de especies amenazadas.

Hasta la fecha, el ente ambiental ha emitido 13 patentes para su manejo en Napo y Sucumbíos, en estas provincias existen iniciativas privadas, sobre todo destinadas a la reproducción y cría de paiche, mientras que a nivel comunitario se realiza un proceso de engorde o cultivo.

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Los productores autorizados deben cumplir estrictas medidas de prevención y control, para evitar la fuga de los especímenes al medio natural y los posibles efectos negativos sobre los ecosistemas.

En Ecuador, la actividad acuícola de la Arapaima gigas se enfoca en el mercado nacional debido a su capacidad de producción de alevines o carne. El precio por kilogramo es variable, y depende del destino, pero los valores pueden ir desde 3,3 hasta 6,6 dólares.

Enfoque turístico

En la provincia del Azuay, especialmente en el sector del Cajas, la cría de trucha impulsa la economía y el turismo. A lo largo de la vía Cuenca-Molleturo es posible observar haciendas y paraderos turísticos en los que se ofrece la pesca deportiva de este espécimen y su posterior preparación.

Piscícola Sunincocha, es uno de los principales abastecedores de estos puntos. Su propietario Luis Quiroz cuenta que se dedica a la actividad hace más de dos décadas, al principio comercializaba la carne en tiendas, supermercados y restaurantes de la zona, pero ahora provee trucha viva para la pesca deportiva, para esto cuenta con seis estanques y aproximadamente 560 ejemplares.

Este productor señala que la pandemia llevó a más personas a querer realizar actividades al aire libre, por lo que hay una alta demanda de los peces para la pesca. Los especímenes para este fin son trasladados hasta las piscinas de las fincas en tanques con oxígeno, los ejemplares son comercializados una vez que han alcanzado los 315 o 350 gramos.

Quiroz destaca que actualmente hay déficit de trucha para abastecer la demanda del mercado, por esta razón, junto a otros piscicultores, están creando una asociación que represente a los productores y que permita cubrir las necesidades.

Nuevas opciones

A decir del director del Centro Nacional de Acuicultura e Investigaciones Marinas de la Espol (CENAIM), Stanislaus Sonnenholzner, es necesario que el país encuentre otras alternativas para seguir produciendo.

“No hay que tener todos los huevos en una misma canasta, una experiencia del pasado fue justamente cuando se dio el problema con la mancha blanca en los años 98 y 99, cuando más del 80 por ciento de la producción se perdió, en ese momento la gente pensó por qué no tenemos otras alternativas para producir”, menciona.

$!El CENAIM está experimentando con el robalo, su primer desove dejó como resultado 15.000 alevines.

El especialista afirma que existe un gran potencial en el mar para el desarrollo de la maricultura y que Ecuador cuenta con las condiciones favorables para hacerlo, tales como luz durante todo el año, temperatura adecuada y la ventaja de que no es proclive a tornados o huracanes.

El cuello de botella para avanzar aquí -resalta- está en levantar una industria que produzca alevines o semillas de nuevas especies. Los primeros pasos para su construcción los ha dado el CENAIM, con el desarrollo de tecnología para la producción de especies con ventajas comerciales y biológicas.

La primera experiencia fue con un proyecto de policultivos de ostra japonesa en piscinas camaroneras y continuó con la recuperación de bancos de spondylus y la reproducción de lenguado, huayaipe y robalo, con este último se logró un primer desove de 15.000 alevines.

Sonnenholzner resalta que el robalo tiene gran potencial, gracias a su tolerancia a las condiciones adversas de temperatura, salinidad, oxígeno y a enfermedades. “Se puede cultivar mar afuera o con infraestructura instalada en las piscinas camaroneras o en reservorios”, explica.

Actualmente, el CENAIM está concentrado en la reproducción de larvas de esta especie, en conocer sus enfermedades y en buscar el tipo de alimento que necesitan.

La Universidad Técnica de Manabí, con su Escuela de Acuicultura y Pesquería, también ha puesto un fuerte impulso a la investigación de nuevos cultivos. A través del Grupo de Investigación Biología y Cultivo de Moluscos (INBICUM) se potencia desde el 2018 en la provincia el cultivo de moluscos como Tagelus affinis, Solen rudis, Mytella strigata, Anadara tuberculosa, Crassostrea sp., Pteria sterna y Crassostrea gigas, con esta última se realiza un estudio de factibilidad para su crianza en el estuario del río Chone.

La Crassostrea gigas u ostra japonesa, como se la conoce, tiene potencial exportable. A nivel mundial su producción ha bajado en Francia, España y otros países de Europa, debido al surgimiento de enfermedades. Ecuador no registra este tipo de problemas en sus estuarios o en el mar, por lo que hay oportunidades para su desarrollo.

$!INBICUM realiza un estudio de factibilidad para el cultivo de Crassostrea gigas.

También estamos trabajando con el mejillón invasor de las piscinas de camarón, pero con un mejillón qué puede ser útil, tanto para el consumo humano, como para el camarón. Estamos tratando de que un problema sea un beneficio”, explica César Lodeiros, coordinador general de INBICUM.

El grupo inició un protocolo de cultivo para esta especie y está entre sus planes producir semillas de otros moluscos como la concha prieta. Ahora está trabajando con la alcaldía de Bahía de Caráquez en una plataforma de cultivo para la producción de perlas.

El especialista está convencido que el cultivo de las ostras perleras puede traer buenos réditos para las comunidades, sin que esto signifique una huella ecológica alta en su explotación.

A más de los posibles ingresos económicos, el Director del CENAIM cree que diversificar la acuicultura permitirá también garantizar la seguridad alimentaria.

“Estas especies pueden servir como alternativas de actividad para los sectores pesqueros. Constantemente tengo visitas de comunas que están buscando nuevas alternativas para trabajar, porque cada vez hay menos pesca y más regulaciones para su actividad y no se le ofrece otras alternativas”, afirma.

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