El marchista ecuatoriano Claudio Villanueva llegó en el último lugar en la carrera de 50 kilómetros en los Juegos Olímpicos, pero dejó una lección al mundo: no rendirse ante la adversidad.
Desde que arrancó la prueba, el deportista cuencano sintió una molestia que no le permitió disputar los primeros lugares en la competencia. Se había lesionado. Aún así, decidió avanzar sobre el asfalto, que tenía una sensación térmica de alrededor de 37 grados.
Adolorido, casi cojo y con el tiempo en su contra, Villanueva no abandonó la prueba más exigente de atletismo, con el afán de cruzar la meta. Otros siete marchistas no resistieron y se retiraron de la competencia en el camino.
Sin embargo, Villanueva no claudicó hasta lograr su objetivo. Al finalizar la meta, apuntó al cielo e inmediatamente un equipo médico acudió a revisar su salud. Hizo un tiempo de 4:05:47, alrededor de una hora después de que el polaco Dawid Tomala se colgó la medalla de oro en este deporte.
Ese gesto de perseverancia provocó sentimientos de emoción y satisfacción, tras ver la lección de este deportista.
Para Villanueva, llegar a Tokio no fue fácil. Antes de cumplir su sueño, hace algunos años, vendía frutas en el mercado y fue taxista informal para sustentar a su familia. Tuvo que combinar el deporte, con el cuidado de su hijo quien nació con parálisis cerebral, y hace algún tiempo busca a su padre desaparecido.
LA CARRERA DE ANDRÉS CHOCHO Y JONATHAN AMORES
En esta competencia de marcha en los 50 kilómetros también participaron los atletas ecuatorianos Andrés Chocho y Jonathan Amores.
Chocho se impuso como el mejor representante ecuatoriano en esta prueba. Ocupó el puesto 19, con un tiempo de 3:59:03.
Entretanto, Amores consiguió quedarse cerca del pelotón hasta aproximadamente el kilómetro 30, pero luego se quedó atrás. El quiteño obtuvo el puesto 27 en la competencia y llegó en un tiempo de 4:05:47.