Los juegos Olímpicos de este año se han desarrollado en un contexto histórico impresionante: en medio de una pandemia, alza de casos de covid-19 en el país anfitrión y varias protestas para acabar con las olimpiadas. No obstante, este no ha sido el primer escándalo que ha enfrentado el Comité Olímpico Internacional. En otras ocasiones, los Juegos Olímpicos se han dado en los más duros y dolorosos contextos.
BERLIN -1936
Estos juegos se dieron en Alemania. Para ese entonces, el régimen Nazi estaba ganando poder y previamente se había debatido largamente sobre un posible cambio de sede. No obstante, el dictador de aquel país, Adolf Hitler, vio en esta competencia internacional un instrumento perfecto para difundir sus ideales en el mundo, por lo que autorizó el certamen.
Cuando se hizo pública la decisión de continuar los juegos, varios atletas judíos estadounidenses decidieron no participar, como una forma de boicotear la situación. Por aquellos momentos, la Gestapo -policía secreta de Alemania- ya estaba persiguiendo a los judíos de todo el país. Por ello, las autoridades decidieron reemplazar a dos atletas judíos (Marty Glickman y Sam Stroller) con atletas de origen afro: Jesse Owens y Ralph Metcalfe.
Pese a que Hitler quería demostrar la “superioridad” de la raza Aria, los reflectores les pertenecieron a Owens y Metcalfe, el primero ganó cuatro medallas de oro y el segundo una, en la carrera 4x4. Glickman denunció que la decisión de los organizadores tuvo tintes antisemitas, pues los sacaron para que Hitler no vea el panorama de un judío ganarle a un alemán en su propia tierra.
MELBOURNE – 1956
Australia. Estos juegos no solo fueron precedidos por grandes boicots, sino que una guerra se libró en las aguas de la piscina de waterpolo que le dio el nombre de “los juegos sangrientos”. En ese entonces varias naciones como Países Bajos, España y Suiza no participaron como un acto de protesta, ya que la Unión Soviética había invadido Hungría y el Comité Olímpico Internacional (COI) se negó a sancionar al equipo euroasiático.
Precisamente a la selección de Rusia y a la de Hungría les tocó enfrentarse en una competencia de Waterpolo, que dejó varios jugadores expulsados por conducta antideportiva en las aguas. En el último cuarto estaban ganando los húngaros 4-0, cuando de pronto el atleta ruso Valentin Prokopov golpeó al búlgaro Ervin Zador en la cara.
Zador empezó a sangrar y dijo que vio “4 mil estrellas” tras el golpe. Ambos fueron retirados del agua y el partido acabó prematuramente, con la victoria húngara. Además, Hungría le ganó a Yugoslavia en el siguiente partido.
CIUDAD DE MÉXICO - 1968
A tan solo 10 días de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en la capital mexicana, se dio la terrible Masacre de Tlatelolco. El hecho todavía se recuerda en la Plaza de las Tres Culturas.
En ese entonces, varios estudiantes se reunieron en el lugar para exigir al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz la liberación de opositores políticos que estaban en la cárcel, y para luchar por su derecho a manifestarse. Sin embargo, el presidente dio la orden de acribillar a los jóvenes para acabar con las protestas. Mientras que el Gobierno contabilizó 26 fallecidos, los líderes estudiantiles del momento dijeron que la cifra fue de 190 estudiantes muertos.
Hasta ahora se desconoce la cifra certera. Los historiadores creen que la masacre se dio por temor a que las protestas interfieran con los Juegos, los mismos que finalmente sí se llevaron a cabo, pero tuvieron un segundo momento polémico: cuando los velocistas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos subieron al podio, lo hicieron sin zapatos, para simbolizar la pobreza de la gente negra. Además, levantaron los puños con guantes negros en el aire, en lo que se conoce como el saludo del Poder Negro.
MUNICH – 1972
Después de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, Alemania quería mejorar su imagen ante la comunidad internacional. Por ello, se ofreció a la ciudad de Munich como sede de las olimpiadas. Los organizadores querían que los juegos estén llenos de “paz y deporte”, por lo que inclusive llamaron a esta competencia "los juegos de la sonrisa" y "los juegos de la paz y la alegría". Además, los atletas judíos regresaban a competir a Alemania bajo la bandera del estado de Israel.
No obstante, cualquier ápice de paz quedó relegado después de que terroristas palestinos irrumpieran en la Villa Olímpica y secuestraran a varios atletas israelíes. Los criminales exigían la liberación de presos palestinos y terroristas alemanes de las cárceles.
Al final murieron 11 deportistas de Israel, cinco terroristas palestinos y un policía alemán. Como si se tratara de una especie de simbolismo divino, los deportistas fueron sistemáticamente asesinados y si bien los juegos se detuvieron por 24 horas, se retomaron en el Parque Olímpico, el cual quedaba cerca del antiguo Campo de Concentración de Dachau.
MOSCÚ – 1980
Rusia. Se realizaron en medio de la guerra fría, por lo que 65 países, entre ellos Estados Unidos, decidieron no competir. Entonces el mundo estaba dividido entre capitalismo y comunismo, y era la primera vez que los Juegos Olímpicos se realizaban en un país comunista. El presidente de EE.UU., Jimmy Carter, se excusó diciendo que no estaba de acuerdo con la invasión de la Unión Soviética a Afganistán.
Carter llegó a amenazar a los atletas diciéndoles que les revocaría su pasaporte si asistían. En los siguientes JJOO, cuatro años después, la Unión Soviética boicoteó las olimpiadas de Los Ángeles, como venganza.
DETROIT, JUEGOS DE INVERNO – 1994
Otro ejemplo de torneo antideportivo. En aquel entonces las patinadoras estadounidenses Nancy Kerrigan y Tonya Harding eran las mejores de su generación y en múltiples ocasiones se disputaban las competencias internacionales de patinaje artístico.
Un día, Kerrigan estaba saliendo de una práctica para los juegos de inviernos, cuando fue golpeada en la rodilla derecha por un hombre con un bastón de hielo, que luego huyó. Una semana después se descubrió la identidad del agresor: se trataba de un sicario contratado por el exesposo de Harding, Jeff Gillooly. El hombre habría lastimado a la patinadora como un intento de aplanar el camino para Tonya.
La patinadora rival se defendió diciendo que no sabía nada del atentado. Pese a ello, Kerrigan logró clasificar a los Juegos Olímpicos de ese año y ganó una medalla de plata. A Harding, por su parte, se le quitó el título de campeona nacional de 1994 y se le prohibió competir en Estados Unidos.
BEIJING – 2008
China. Los atletas denunciaron que, en un intento del Gobierno por conseguir la mayor cantidad de medallas para el país, ellos estaban siendo explotados. Según el New York Times, un buceador perdió la retina, las atletas que daban a luz eran obligadas a entrenar inmediatamente después del parto y se les aseguró a los deportistas que, si no se hacían con el oro, sus hazañas deportivas quedarían anuladas.
Asimismo, a los trabajadores migrantes que colaboraron con la construcción de estadios y plataformas para los Juegos, se les negó la protección social; y mientras se dieron las olimpiadas, se acusó al Gobierno chino de “recopilar inteligencia sobre organizaciones extranjeras potencialmente problemáticas”.
RÍO – 2016
Brasil. El equipo de natación de EE.UU. se metió en problemas por declaraciones del célebre nadador y varias veces campeón olímpico, Ryan Lochte. Él expuso que, junto a sus compañeros, había sido retenido a punta de pistola tras salir a divertirse en Brasil. Inicialmente indicó que él y sus colegas fueron robados por hombres que parecían ser policías, pero en las siguientes entrevistas, el relato cambiaba cada vez más.
Poco después se supo la verdad: Lochte y los otros nadadores destrozaron el baño de una gasolinera y por ello fueron confrontados por guardias de seguridad. El nadador estrella no solo hizo pasar vergüenza a su entrenador y a su país, sino que se vio obligado a admitir a CBS News que él había exagerado todo.
Su reputación quedó irremediablemente manchada y tampoco pudo clasificar a Tokio 2020.