La historia del adolescente que pasó de nadar en su jardín a ganar el oro olímpico
En 2020, cuando el mundo entero tuvo que encerrarse para detener la propagación del Covid-19, a Matthew Richards le preocupaba cómo iba a entrenarse para ir a los Juegos Olímpicos de Tokio. Por ello, el nadador británico decidió comprarse una piscina de lona, la colocó en su jardín y empezó a nadar hora tras hora, recoge la BBC.
A sus 18 años, Richards hizo su debut en los Juegos de Tokio y se llevó la medalla de oro en la prueba de estilo libre por equipos en los 200 metros, al borde de romper el récord mundial. Los padres del joven nadador no lo podían creer. "Estamos abrumados por la alegría, felices por él, por el equipo; es un momento surrealista", dijo su madre Amanda.
El padre del medallista olímpico contó al medio de comunicación internacional que el tiempo de la cuarentena fue difícil, debido a que las piscinas cerraron y el no pudo seguir su entrenamiento habitual. “La idea de no saber cuándo podría regresar al agua fue un problema real para él”, señaló.
La familia acudió a internet y descubrió que un nadador holandés de aguas abiertas había comprado una piscina de lona, así que decidieron hacer lo propio. La piscina de lona que adquirieron medía tres metros de ancho, cinco de largo y uno de profundidad, la colocaron en el jardín y Matthew comenzó a dar sus brazadas sobre el agua.
“Le ajustamos unas cuerdas elásticas a la pared del garaje y él pasó allí, nadando hora tras hora, en su traje de neopreno, para no perder su contacto con el agua”, relató el padre de familia. “Eso lo ayudó mentalmente”, secundó la madre.
El nadador británico participó en su prueba merecedora del oro, junto a Duncan Scott, James Guy y el dos veces campeón olímpico Tome Dean.
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