Vicky León tiene la sonrisa de una niña y su pequeño porte alberga un cuerpo de atleta. Siempre vivió en el mismo barrio en Durán, le dicen el Pedro Menéndez pero todos lo ubican por su cercanía con la Iglesia del Divino Niño. En casa siempre están su tío Víctor y su abuela Mery. Creció con ellos y nunca sintió la ausencia de sus padres que se separaron y tienen otros compromisos.
En la sala de la casa dos ventiladores resuenan alrededor de un mueble donde la niña prodigio guarde medallas, trofeos y su banda de abanderada del colegio Fedeguayas donde llegó becada después de haber sido descubierta por el entrenador Daniel Moises Naranjo en su escuela en Durán.
Desde los 10 años Vicky es un referente en la lucha y muchas veces tiene que entrenar con los hombres o chicas de mayor edad porque provoca lesiones a sus compañeras. Llegó a esta disciplina cuando Guayas ya se estaba consolidando como potencia superando a Pichincha. “Crecí y entrené con Lucía Yépez y Luisa Valverde quienes obtuvieron diplomas olímpicos en Tokio 2021. Con “La Tigra” estuvimos las dos en México, era mi primer viaje fuera del país, ella era juvenil y yo cadete. Compartimos cuarto y recuerdo que fuimos a Misa antes de la competencia, ella ganó el oro y yo plata”.
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Vicky es robusta, muy móvil en las peleas y suele resolver las competencias en pocos minutos con unos cuantos 10-0 que va coleccionando tanto en los Juegos nacionales, suramericanos de la juventud y panamericanos Sub-17. Sus entrenamientos son exigentes, en el gimnasio levanta pesas y en el Polideportivo Huancavilca corre y trabaja la técnica en combates. A los 10 años sufrió un esguince antes de su primera competencia pero desde este momento su cuerpo es invencible. Empezó en la categoría de los 34 kg hasta los 50 hoy en día. Acaba de cumplir 18 años y su objetivo son los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 4 años.
La fortaleza de Vicky es su familia, la que escogió. Al entrevistarla comprendo porque la luchadora de Durán parece tan feliz y serena. En su casa todos viven a su ritmo y sus logros se convierten enseguida en orgullo. Todos creen en ella y la miman con un cariño conmovedor. Están su tía Gianella, su esposo Germán y sus hijas Letty y Susan que Vicky considera como sus hermanas, también su tío Víctor y su esposa Gina que la ayudan con sus redes sociales. “Mi tío Víctor es diseñador gráfico, hace mis videos y trabaja mi línea gráfica. Me acompaña en las competencias y es muy buen consejero”, relata Vicky mientras su abuelita Mery cuenta como se esmera en darle comidas ricas en proteína para que siga siendo la mejor.
“Cuando Vicky llega a los entrenamientos al Polideportivo hay muchos chicos de más edad o nuevos que intentan imponerse”, relata Víctor. “Lo único que tienen en común es la admiración que sienten por Vicky. Ella es su hermana y la protegen”, acota. Vicky se sonríe: “Lo que más me gusta de la lucha es que somos un equipo y disfrutamos estar juntos”.
Le pregunto qué le gusta hacer cuando no entrena. “Dibujar, pintar, escuchar música y tocar la zampoña”, contesta con una larga sonrisa. Son casi las 15h, Vicky tiene que ir a entrenar, no es una rutina es una pasión hecha misión de vida. Coge su bolso, se despide y promete regresar pronto. Al salir de casa saluda a los vecinos. Un día más de lucha para “la leona” de Durán.