Jorgito recolecta botellas de plástico en Socio Vivienda 2 para pagarse el bus hasta Fedeguayas donde entrena. Tiene 16 años y ganó la medalla de oro en los 100 metros planos en los Juegos Nacionales del Deporte adaptado en Guayaquil. Detrás del oro hay una historia conmovedora.
“Me gano 35 dólares mensuales con las botellas que consigo en Socio Vivienda 2 y Fedeguayas donde mis compañeros me guardan todas las botellas vacías en un tanque”, cuenta el atleta que vive con su abuelita Dilia Bolaños.
Jorge Quiñonez es el mayor de siete hermanos, su papá murió cuando tenía un año y ocho meses y su mamá vive con su segundo compromiso pero ni la pobreza ni las situaciones adversas lo alejaron de su buena estrella y de sus ángeles de vida que son su abuelita Dilia, su tío Javier y el staff de entrenamiento de Fedeguayas.
Jorge es tan feliz como agradecido, su abuelita dejó de trabajar hace diez años para acompañarlo a sus terapias y a un sinnúmero de actividades que lo fortalecieron como ser humano.
En el colegio se evalúa como “medio medio” con una larga sonrisa. “Soy bueno en lengua, ciencia y física pero no me gustan las matemáticas”. Debido a su discapacidad Jorge no niega que muchas veces lo molestan pero se defiende.
En Fedeguayas entrena duro y Bernardo Valdés lo trata como cualquier otro atleta: “No soy un entrenador blando, hablo fuerte y nunca me dirijo a Jorge como a un atleta con discapacidad. Él tiene poco pero sabe cómo mantenerlo, eso lo convierte en un triunfador”.
Jorge acaba de cumplir 16 años y es el actual campeón nacional en los 100 metros planos, primero en Latinoamérica y cuarto en el mundo.
Desde niño quiso ser deportista pero su discapacidad en la pierna le hizo la tarea más compleja. Jugó fútbol como defensa y atacante para finalmente afianzarse en el arco. En su barrio Socio Vivienda 2, los profes Nazareno, Macías, Cevallos y Canga siempre lo alentaron a entrenar aunque se caía mucho, veían en él las ganas de romper las barreras de lo imposible.
Con la confianza de los profes y el aliento de su madrina, la prima de Kiara Rodríguez, (actual medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020) Jorge se atrevió a competir contra su propia discapacidad. Caminaba con dificultad y decidió correr.
En menos de un año Jorge ganó 4 medallas de oro en competencias nacionales. Bajo la supervisión del entrenador cubano Bernardo Valdés el guayaquileño aprendió a pisar y compensar la discapacidad en su pierna derecha con una zancada corta y rápida. Verlo correr es impresionante, saca los codos y el torso como si quisiera romper el viento.
Jorgito empezó corriendo los 100 metros en 24 segundos ahora lo logra en 17 y Valdés planea llegar a 15 el próximo año.
¿Qué le hace falta a Jorge? “Debe pasar su clasificación funcional que es lo más importante”, asegura Valdés. “El siguiente año viajaremos a un evento internacional para que le realicen su clasificación funcional en la categoría T35 (para los corredores con un funcionamiento moderadamente limitado de las piernas) y de esa manera podrá entrar al plan de alto rendimiento con el respaldo del Comité Paralímpico, el Ministerio del deporte y su Federación”.
Mientras tanto, Jorge sigue recogiendo botellas de plástico para costear su pasaje a los entrenamientos. El próximo año sabe que podría convertirse en deportista estrella, con un sueldo... y la posibilidad de ayudar a su abuelita.