El martes 13 de octubre fue un día terrible para el periodista televisivo Juan Carlos Aizprúa. Sintió fiebre alta, dolor de articulaciones y malestar general. No lograba enfocarse en sus tareas. Descansó un par de horas y en cuanto reunió fuerzas llegó hasta un hospital en el norte de Quito.
Ahí empezó la experiencia que comparte en un video testimonial de 11 minutos de duración, que subió a su cuenta de Instagram. Solo, aislado, y protegido con equipos de bioseguridad. Sospechoso de infección por COVID-19. A sus 33 años, el periodista con más de una década de trayectoria, solo atinaba en pensar en su madre y sobrina, con quienes compartió el fin de semana en el balneario de Salinas. Si era positivo, las posibilidades de que hubiera contagiado a sus familiares eran muy altas.
Aizprúa es un hombre atlético y frontal en sus reportajes, que giran sobre el tema económico y se transmiten en Ecuavisa. Sin embargo, en el hospital sintió la vulnerabilidad frente a una enfermedad desatada por un virus, hasta ahora, incontrolable. Pensó en todos los enfermos que pasan por los síntomas y por la agonía que viven sus familiares, sin tener acceso a acompañarlos en el hospital. Esperan un mensaje de texto o un contacto de los médicos, para saber su evolución.
Le practicaron el hisopado nasal, para el cultivo nasofaríngeo, que es analizado en la prueba PCR para diagnosticar el virus. Las imágenes, sin embargo, mostraron que no había presencia del virus en pulmones.
Mientras se practicaban estas pruebas, el personal médico le pidió que compartiera su preocupación. La gente sale, acude a reuniones sociales, como si la pandemia ya hubiera pasado. “El virus está ahí y mientras no exista una vacuna, que hasta el momento está en fase de pruebas, tenemos que extremar los cuidados”, relata en su conmovedor testimonio.
Los médicos le contaban que en días pasado atendían de 3 a 5 sospechosos de COVID-19 por día. A mediados de octubre, la cifra aumentó: son hasta 15 casos diarios de sospecha.
Esa tarde le dieron de alta. El diagnóstico PCR fue negativo, su cuadro fue una faringitis, pero su vivencia en una casa hospitalaria le motivó a lanzar un mensaje de alerta. “Debemos cuidarnos, usar mascarillas, lavar las manos, respetar el distanciamiento”.
“No podemos esperar que el gobierno, que nuestros jefes, que nadie nos cuide; está en nuestras manos”.