Tres presos de la cárcel El Rodeo de la ciudad de Portoviejo, la capital de la provincia de Manabí, se fugaron según confirmó el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI).
El escape se detectó en la mañana del pasado jueves en el Centro de Privación de Libertad (CPL) Manabí N.°4, conocida como la cárcel de El Rodeo, luego de la verificación numérica de reos realizada por agentes del Cuerpo de Seguridad y Vigilancia Penitenciaria.
“De forma inmediata se procedió a emitir las alertas correspondientes de acuerdo al protocolo establecido para estos casos”, agregó el SNAI en un comunicado al precisar que se han coordinado acciones con las Fuerzas Armadas y la Policía para la búsqueda y captura de los fugados.
Además, el SNAI ha presentado la denuncia respectiva ante la Fiscalía de Manabí para que se inicien las indagaciones y se determine a los responsables de este suceso.
Los reos fugados han sido identificados como Edison Javier B. C., de nacionalidad ecuatoriana, quien permanecía en el área de máxima seguridad y cuenta con una sentencia de 34 años por el delito de asesinato.
También Romario Gyussep A. N., de nacionalidad ecuatoriana, condenado a 22 años por el delito de asesinato, y Carlos Mario A. G., de nacionalidad ecuatoriana, sentenciado a 29 años por violación.
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Esta fuga se suma a otra ocurrida el lunes pasado, cuando cuatro presos, que eran atendidos en un centro de salud en un populoso barrio de Guayaquil, se fugaron luego de que un grupo armado irrumpiera en ese dispensario.
El SNAI informó entonces que varios guardias penitenciarios reaccionaron al ataque, pero señaló que, “sin embargo, en medio del conflicto se produjo la evasión de cuatro PPL”.
Estos sucesos se enmarcan en la crisis carcelaria y de inseguridad que azota a Ecuador desde hace unos tres años, cuando una serie de masacres en prisiones saltó a las calles, hasta convertir al país en uno de los más inseguros del continente.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, amparado en decretos de estado de excepción, pidió a principios de año a las Fuerzas Armadas que apoyen a la Policía en el control de las cárceles, donde se habían registrado constantes disputas entre bandas criminales.
Noboa elevó la lucha contra el crimen organizado a la categoría de “conflicto armado interno” y pasó a denominar a las bandas violentas como terroristas.
Pese a que ya ha concluido la vigencia de los estados de excepción, los militares han mantenido las operaciones en las cárceles, ya que muchas de ellas estaban dominadas internamente por bandas criminales, cuya rivalidad dejó más de 500 reos asesinados entre 2021 y 2023 en una serie de masacres carcelarias.