Una represalia entre bandas criminales desencadenó el último baño de sangre dentro de la cárcel de Bellavista, en Santo Domingo, que registró 12 personas privadas de la libertad (ppl) fallecidas.
La revuelta del lunes dejó 45 piezas humanas apiladas en los patios del reclusorio, y en imágenes difundidas por los mismos presos se exhibieron los cadáveres de los reclusos asesinados, tras haber sido desnudados, desmembrados y decapitados.
En la matanza participaron las temidas bandas criminales Los Lobos y los R7, por el control del centro penitenciario. La rivalidad entre estos grupos ha desencadenado cruentos enfrentamientos.
De hecho, el origen de la masacre registrada en mayo en la misma cárcel, donde murieron 44 reos, fue por una riña entre ambas bandas luego del traslado de alias “Anchundia”, líder de los R7.
Esta vez, el ataque fue dirigido contra un grupo disidente que se había formado recientemente, liderado por alias Goyo, quien murió en el amotinamiento, indicó el ministro del Interior, Patricio Carrillo.
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El occiso, identificado como José Gregorio Ramírez Guerrero, era acusado de liderar una red de sicarios, a través de una nueva agrupación criminal denominada cartel La Nueva Escuela (CLE).
Además, reportes de inteligencia policial mencionan que el ataque habría sido planificado para acabar con la vida de Goyo, de 28 años de edad y origen venezolano, tras descubrirse su presunta participación en el asesinato de alias 'Rasquiña' (ex líder de Los Choneros), así como en el secuestro de la hija de alias 'Fito'.
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'R7', facción de los Chone Killers, es una banda que se dedica a delitos como el microtráfico, el sicariato y la extorsión. Según las investigaciones de Fiscalía, mantiene nexos con carteles mexicanos y habría establecido su centro de operaciones en los cantones Muisne y Pedernales, que –por su ubicación estratégica– proporcionan las facilidades para ser utilizados como lugares de acopio temporal.
En tanto que, la banda de Los Lobos, que se desprendió de la agrupación criminal de Los Choneros, se dedica al narcotráfico, al sicariato y otros delitos. Estos estarían ligados al cártel de Jalisco Nueva Generación, un grupo narcotraficante mexicano transnacional.
Bandas con vínculos con carteles internacionales del narcotráfico sostienen una guerra por el poder dentro y fuera de las penitenciarías de Ecuador.
Desde 2020 son ya más de 400 los presos que han muerto en las cárceles de Ecuador en distintos enfrentamientos entre bandas criminales que se disputan el control de los centros penitenciarios, en una escalada que se ha trasladado a las calles.
En marzo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó al Estado ecuatoriano retomar el control interno de las prisiones, dar condiciones dignas a los presos y aplicar una política del delito donde no prime el encarcelamiento, pues hasta fines de 2021 el 40 % de los reos no tenía sentencia.
Ante ello, el Gobierno ha emprendido un proceso para casi doblar el número de guardias penitenciarios al contratar 1.400 nuevos agentes, así como un programa de indultos para reos condenados por delitos menores con la mayor parte de la pena cumplida y una política de derechos humanos para la población penitenciaria.