El fotógrafo Lucho Mariño falleció a los 42 años tras batallar contra el cáncer, que padecía desde el 2020. Hizo todo por curarse e incluso vendió su instrumento de trabajo para obtener un tratamiento, que debía proporcionarle el Estado, pero no fue así.
La lamentable noticia se difundió este miércoles, 17 de agosto, a través de redes sociales. Amigos del artista compartieron mensajes de consternación ante su partida.
Lucho padecía cáncer de estómago. Un pólipo maligno de 11 milímetros pasó a convertirse en un tumor con las dimensiones de dos puños en apenas un mes; por lo que tuvo que someterse a una gastrectomía (remoción del estómago) casi total.
Esto lo obligó a comer varias veces al día en proporciones pequeñas y tomar suplementos vitamínicos. Sin embargo, desde entonces inició una lucha por salir adelante.
En un video publicado en su cuenta de Twitter, el artista contó que al enterarse de que tenía cáncer, lo que más le dolió fue la angustia de su familia.
“También me golpeó el hecho de dejar de hacer lo que amo para vivir, es decir, fotografiar. Me asustó el hecho de que pueda colgar mi cámara para siempre”.
En medio de la pandemia y de las consecuencias que produjo la operación, el quiteño decidió vender sus fotografías en digital y en físico, en diferentes tamaños y calidades de papel para pagar su costoso tratamiento.
Así mismo, se planteó salir a buscar historias de personas con cáncer en todo el país, con el objetivo de visibilizar la valentía y ganas que tienen estos pacientes.
Los fondos recaudados con la venta y rifa de las imágenes, no solo eran para él, sino también para otras personas con cáncer.
Pese a todos los esfuerzos por obtener recursos, tuvo que vender su principal instrumento de trabajo: su cámara.
“Acabo de vender mi herramienta de trabajo para poder juntar para un examen médico que el Estado debió proveerme y no lo hizo. ¿La lucha por la vida debe ser tan indigna? Si por milagro sobrevivo, luego cómo trabajaré? Debo seguir”, escribió en Twitter el pasado 15 de julio.