El asesinato del médico Steven Aguirre Giler, quien trabajaba en la parroquia rural El Empalme, en Guayas, develó una realidad no contada. Las extorsiones han alcanzado a los médicos rurales, quienes reciben panfletos y hasta correos electrónicos supuestamente de las bandas criminales, para ofrecer “protección” o no atentar contra su vida.
Aguirre Giler ya había recibido amenazas y un intento de secuestro hace un año. Esta vez los criminales lo liquidaron. En el país hay 5.900 médicos rurales y no se sabe cuántos de ellos han sido extorsionados o “vacunados”. Representantes del Colegio Médico Provincial del Guayas informaron en rueda de prensa, el pasado miércoles 22 de mayo, que han recibido al menos 60 denuncias.
Por otro lado, los dirigentes de la Asociación de Estudiantes de Medicina de la Universidad de Guayaquil relataron que los médicos rurales están sometidos a pagar vacunas de entre 100 y 400 dólares semanales. Su sueldo es de cerca de 900 dólares y están expuestos a un sinnúmero de peligros, ya que no solo van a lugares de difícil acceso, sino también a zonas de alto riesgo.
¿Se pudo haber evitado el asesinato de Aguirre Giler? Luis Villacreses, presidente de la Asociación de Médicos Rurales, dijo que su colega sí había presentado la denuncia ante su Distrito de Salud. Pero que la burocracia entre los distritos y la Planta Central del Ministerio de Salud hace que las denuncias toman meses en conocerse y tener una repuesta.
En este caso, lo que cabía era el cambio de plaza o traslado de Aguirre Giler a otro lugar. Villacreses sostuvo que no hace sentido hacer una denuncia sobre extorsiones porque se necesita una respuesta inmediata. Por eso instó a las autoridades a cambiar los reglamentos o protocolos para resguardar la seguridad de los galenos rurales.
“El ministro y el presidente no solo deberían brindar su pésame a la familia de este joven médico; deberían emitir un protocolo urgente para ayudar a quienes están siendo víctimas de delitos, porque conocemos que Steven denunció las amenazas en la dirección distrital”, cuestionó en rueda de prensa Luigi Cedeño, secretario del Colegio de Médicos del Guayas.
Este jueves 23 de mayo, los médicos del país se declararon en sesión permanente ante la ola de inseguridad que afecta a sus labores. Ni el Ministerio de Salud ni la Secretaría de Comunicación han emitido pronunciamientos al respecto.
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Las extorsiones en Ecuador son el nuevo mercado emergente de la criminalidad. Este delito ha crecido un 363 por ciento, pasando de 4.700 denuncias en 2022 a más de 21 mil en 2023. No se sabe cuántas personas, hogares, tiendas de barrio, profesionales están “vacunados”, porque la mayoría sucumben al miedo y prefieren no denunciar.
La proliferación de bandas criminales y un ambiente de impunidad, están haciendo que este delito se extienda y sea cada vez más rentable para los delincuentes. Así lo detalla el reciente informe “Tipologías y resultados de la Encuesta Nacional de Victimización de Casos de Extorsión Empresarial” del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado (OECO). Aunque el estudio se enfoca en cómo las empresas son extorsionadas, da un panorama de las afectaciones para el país en general.
“Al estar en guerra, las organizaciones criminales necesitan financiar esa guerra. Y la extorsión te da dinero fácil y en efectivo, sin tener intermediarios u otros canales. Y sobre todo el controlar los territorios porque eso te da mucha maniobra para controlar otros delitos”, explica Renato Rivera, director del OECO.
Aunque el estudio explica que la extorsión es un fenómeno regional que está afectando en similar medida a otros países, las condiciones de pobreza, falta de confianza, violencia y disputa de las bandas, hace a Ecuador más vulnerable.
Un informe completo sobre las extorsiones en Ecuador en la última edición de Revista Vistazo ya en circulación. Suscríbase aquí.