Nacional

En Ecuador la obesidad aumenta: riesgos de la dieta típica

miércoles, 25 septiembre 2019 - 10:04
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

“Yo me río cuando hacen bro mas sobre mi peso, dicen  que soy una gorda feliz, pero  cuando estoy sola y veo que cada vez  necesito usar ropa más grande, sé que  pronto llegarán las enfermedades y  me angustio mucho”.
 
Malena tiene poco más de  50 años y pesa 230 libras. Le  diagnosticaron diabetes pero  sabe que lo peor viene con las  complicaciones que produ ce la enfermedad en otros  órganos. Está muy infor mada en temas de salud,  racionalmente conoce lo  que está viviendo, sabe  que debe cambiar su es tilo de vida, pero dice que  simplemente no puede dejar de comer  “rico” y que “mañana” va a empezar a  hacer ejercicios. Una promesa que lleva  más de diez años.
 
“De algo me he de morir”, responde  Malena cuando sus familiares le repro chan sus excesos en la alimentación, pero  la realidad es que en muchos casos la  muerte no llega de inmediato. Aparece  lentamente mientras avanzan las enfer medades en quienes, como Malena, la  desafiaron a golpe de cuchara y de pronto  se ven con la mitad del cuerpo paralizado  por efectos de un infarto cerebral o con  una amputación por pie diabético. 
 
El problema en sí, no es la gordura,  sino todos los procesos que se desencade nan en el organismo y que pueden evitarse  a través de cambios en la dieta y aumento  de la actividad física, si se actúa a tiempo.
 
Según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, ENSANUT-ECU, en el Ecuador en los últimos 26 años se ha duplicado el porcentaje de niños con sobrepeso; y en los adultos, la prevalencia de sobrepeso y obesidad es del 63 por  ciento. Los ecuatorianos están cada vez  más gordos, siguiendo la tendencia del  mundo occidental. Las causas no son muy  diferentes en el resto de países: consumo  excesivo de calorías que no se queman  por falta de actividad física. Pero ¿cul turalmente existen algunos hábitos que  promuevan el sobrepeso en nuestro país?
 
El doctor Onay Mercader, director  de la Carrera de Nutrición en la Uni versidad de Especialidades Espíritu  Santo, identifica tres características principales  en la alimentación de los  ecuatorianos, las cuales  promueven un consu mo excesivo de calorías:  alto consumo de bebidas azucaradas, de alimentos fritos y de carbohidratos refinados a través de procesos que eliminan la fibra alimentaria.
 
Bebidas azucaradas
La costumbre quedó establecida desde  que los hijos eran niños. Hoy son adultos  robustos pero el vaso de colada en el al muerzo no puede faltar cuando la familia  Chiriboga se reúne a almorzar.
 
No es un hecho aislado. Gran parte  del azúcar que se consume en Ecuador  viene en forma de bebidas  endulzadas, industrializadas, y preparadas en los  hogares (a las que se le  añade mucha azúcar). No  se endulza con cucharaditas sino con cucharadas grandes y colmadas.
 
Esa azúcar consumida en sorbos largos, se va quedando en el cuerpo, almacenada pero visible. 
 
También surge una alerta sobre la  tendencia de tomar grandes cantidades  de jugo puro, como el de naranja, sin añadirle agua. Andrés cree que está haciendo  lo mejor cuando va al local de jugos y ve  exprimir una tras otra las naranjas, hasta  llenar el vaso que se toma a diario.
 
“Eso es un exceso”, dice el especialista  y advierte que aunque sea un jugo ‘natural’ tiene un alto contenido de azúcares.  “Hay personas que van a tolerar este  consumo mejor que otras. Quienes no  tienen riesgos de alteraciones metabólicas lo tolerarán mejor que quienes tienen  algún trastorno de este tipo o herencia  de diabetes mellitus, en ellos el consumo  de jugos puede hacer que la enfermedad  avance con mayor rapidez”.
 
De hecho, Andrés, que solo tiene un  sobrepeso leve, evita añadirle azúcar a las  bebidas y no tiene idea de la gran cantidad  de azúcar y de calorías que consume en  cada sorbo de su zumo predilecto.
 
El doctor Mercader explica que la  manera óptima de consumir la fruta es  comerla entera, porque de esa forma el  contenido nutricional es mayor, pues el  procesamiento en licuadora, por ejemplo, hace que se pierdan ciertas vitaminas como la C, entre otras. Además, se  recomienda consumir las frutas con cáscara (cuando esta sea comestible) porque  en la zona de la fruta pegada a la corteza  es donde hay mayor concentración de  vitaminas y minerales.
 
Este dato es importante porque  de acuerdo a la información de la ENSANUT- ECU, hay un factor que se denomina la doble carga de la malnutrición,  que implica que el retardo en el crecimiento (por dieta pobre en nutrientes) y  la obesidad coexisten en el mismo individuo. Por ejemplo: el 8,5 por ciento de las  mujeres en edad reproductiva que tienen  sobrepeso u obesidad, también tienen  anemia por deficiencia de hierro.
 
Otra información valioso es que la vitamina C contenida en las frutas, ayuda a  disolver y a fijar en el organismo el hierro  presente en otros alimentos, por ejemplo,  unas gotas de un cítrico sobre una ensalada de espinaca o un vaso de jugo de naranja acompañando un plato de lentejas,  harán que las concentraciones de hierro  presentes en estos vegetales se absorban  más fácilmente. De otro modo, sin la presencia de la vitamina C, gran parte de ese  hierro se eliminaría sin ser aprovechado  por el organismo.
 
Alto consumo de frituras
“¿Quién quiere bolón?” es el grito de  guerra a las nueve en punto en la oficina. “Pero dile que traiga de los verdaderos, los que fríen en la paila de la  esquina”, advierte Miguel mientras los  demás tímidamente lo apoyan asintiendo en silencio. En cuestión de minutos  llegan los bolones mixtos (con chicarrón  y queso) en sus envoltorios amarillos,  derramando grasa a su paso.
 
No solo en la Costa, los ecuatorianos, en general, tienen una relación  estrecha con las frituras. Por algo, las  empanadas de viento son un clásico en  todas las regiones. Es que someter a un  alimento a aceite en temperatura muy  alta le otorga un textura crocante muy  atractiva al paladar. Un placer que cuesta caro a la hora de contar calorías. Freír  es uno de los métodos de cocción que  mayor cantidad de calorías aporta a un  alimento por lo que debería ser excepcionalmente empleada, pero en realidad  es una de las más comunes.
 
De acuerdo a la ENSANUT-ECU, el  aceite de palma es el comestible que más  contribuye al consumo diario de grasa  total y grasa saturada a nivel nacional,  llegando casi a representar un 20 por  ciento del total consumido. El mismo documento destaca la implicación de este  dato en la salud de los ecuatorianos, ya  que el aceite de palma es el que tiene mayor cantidad de ácidos grasos saturados,  que aumentan el riesgo de desarrollar  enfermedades cardiovasculares.
 
Las comidas que se fríen alcanzan  temperaturas tan altas que muchos de  sus componentes se destruyen. Por ejemplo, al freír un plátano maduro, este absorbe una gran cantidad de grasa y se  queman azúcares en cuya combustión  se producirán compuestos tóxicos. “Qué  tanto afecten va a estar determinado por  la forma en que funcionen los mecanismos de eliminación de sustancias tóxicas  de cada organismo, todo dependerá de la respuesta de su sistema inmune, que es  impredecible”, señala el doctor Mercader.
 
Añade que los aceites de cocina  expuestos a altas temperaturas forman  radicales libres, que como su palabra lo  indica son pequeñas partículas que al  estar libres se unen con mucha facilidad  a otros elementos que pueden producir, a  largo plazo, daño celular y enfermedades  cardiovasculares, metabólicas o neurológicas. “Estos atacan a la parte más susceptible que encuentren en cada individuo".
 
Agrega que la forma de evitar la unión  de los radicales libres con moléculas tóxicas es consumiendo antioxidantes, que  se encuentran en las frutas y vegetales  frescos. "Para lograrlo la recomendación  es, una vez más, comer las frutas enteras a  mordidas, el tomate entero (sin sacarle la  piel ni las semillas) y la lechuga preparada  al momento de servirla para preservar sus  valores nutricionales al máximo".
 
Muchos procesados y poca fibra
El 29 por ciento de la población consume  un exceso de carbohidratos que supera la  recomendación máxima establecida para  la prevención de la obesidad y enfermedades cardiovasculares. Este consumo  es mayor en el quintil más pobre y en las  personas de entre 51 y 60 años. 
 
Los datos de la ENSANUT-ECU indican que la subregión donde es mayor el  exceso de consumo de carbohidratos es  en la zona rural de la Costa.
 
Enrique no se siente obeso, pero el  diámetro de su circunferencia abdominal  es descomunal. Reconoce que no puede  imaginarse un almuerzo o una cena que  no incluya arroz en grandes porciones.
 
El arroz, el azúcar y el pan son los carbohidratos más consumidos en el país;  pero en la Sierra, la papa es el de mayor  consumo. En el caso del arroz, se consume blanco, y la papa se come sin cáscara.  De esta manera se desperdician valiosas  fuentes de fibra dietaria que actúan de  manera beneficiosa en el organismo. 
 
En Ecuador, el 0,1 por ciento de la  población, es decir, una de cada 1.000  personas consume la cantidad adecuada  de fibra. Esta cifra se considera clave por  la asociación existente entre el consumo  y una baja en el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares.
 
La fibra actúa “barriendo” los excesos  de grasa y glucosa del organismo para  eliminarlos a través de las heces. Por eso  ayuda a prevenir enfermedades como  diabetes, ciertos tipos de cáncer como el  de colon y las enfermedades cardiovasculares. Buenas fuentes de fibra son las cáscaras comestibles de frutas y vegetales.
 
Un buen consejo para consumir los  dos productos preferidos en la dieta de los  ecuatorianos, es que el arroz y la papa se  coman en sus versiones más saludables,  el arroz integral y la papa con cáscara. No  es necesario eliminarlos de la dieta para  controlar el peso; se recomienda consultar con un nutricionista, para saber cuál  es el tamaño adecuado de porciones y  consumirlos en la forma sugerida.
 
Alejar el sobrepeso es posible si se  siguen los consejos de un nutricionista  que tome en consideración los gustos y  necesidades de cada persona. Así puede  crear un plan de alimentación personalizado para tomar las decisiones correctas a largo plazo. El otro elemento clave  es el ejercicio que también debe elegirse  con supervisión profesional en intensidad y frecuencia.

Más leídas
 
Lo más reciente