Se blindan con chalecos y cascos antibalas para ejercer el periodismo aunque no están en Ucrania ni en la Franja de Gaza. Cubren las noticias de Ecuador, donde la violencia ligada al narcotráfico transformó el oficio en una profesión de alto riesgo.
Matanzas entre presos, asesinatos en las calles, balaceras, coches bomba, crímenes políticos. Y la guerra de carteles por el botín de la droga también se ensaña contra los reporteros: tres fueron asesinados en 2022 en circunstancias no esclarecidas, según oenegés, y unos 15 han sido amenazados de muerte en lo que va de este año.
"La droga es el corazón de esa violencia, a la que también está ligada la corrupción" en el poder político, explica a la AFP Eric Samson, corresponsal para Ecuador de la oenegé Reporteros Sin Fronteras.
Cinco comunicadores están refugiados fuera del país, mientras que un experiodista y candidato presidencial, Fernando Villavicencio, fue asesinado a tiros en plena campaña previa a los comicios de agosto.
Ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína del mundo, Ecuador se convirtió en los últimos años en una hoguera del crimen. La tasa de homicidios se cuadriplicó entre 2018 y 2022, con un salto de 6 a 26 por cada 100.00 habitantes.
"La crisis que vivimos los periodistas es complicada porque vivimos momentos inéditos en el tema de seguridad, que solo lo veíamos en México y que era algo muy ajeno a nuestra realidad", expresa a la AFP un reportero amenazado que por "miedo" prefiere no ser identificado.
Al estilo del narco mexicano, en los últimos años han aparecido en Ecuador cuerpos colgados de puentes y cadáveres desmembrados en las vías.
"No es fácil lo que estamos viviendo actualmente nosotros para poder hacer nuestro trabajo", añade este periodista de la ciudad portuaria de Guayaquil, de las más violentas del país.
El comunicador se mudó de vivienda por amenazas en las que lo tildaban de "sapo hp" y que escuchó su arrendadora de boca de un conductor de mototaxi que la transportaba.
Expertos estiman que Ecuador cerrará 2023 con al menos 40 homicidios por 100.000 habitantes.
"Zonas silenciadas"
En Guayaquil los reporteros suelen trabajar con protección antibalas, algunos con chalecos y cascos de guerra como los que se usan para cubrir la invasión de Rusia a Ucrania o los ataques del movimiento islamista palestino Hamás contra Israel.
Las coberturas en los alrededores del gran complejo carcelario de Guayaquil son particularmente riesgosas. Se trata del escenario más frecuente de choques entre reclusos vinculados al crimen organizado que dejan unos 460 muertos desde 2021.
Según el reportero además de trabajar blindados, "como medida de seguridad" los periodistas proporcionan datos falsos en trámites públicos: "para que el crimen organizado (...) si te pone la lupa encima, se le haga por lo menos más difícil ubicarte", explica.
El magnicidio el 9 de agosto del presidenciable Fernando Villavicencio al salir de un mitin en Quito atizó el miedo. Desde entonces los candidatos Luisa González y Daniel Noboa reforzaron su seguridad. También lo hicieron los periodistas que cubren las campañas de cara al balotaje del domingo. Algunos se desplazan en autos blindados.
Antes de su asesinato Villavicencio denunció amenazas de "Los Choneros", la principal mafia ecuatoriana vinculada a los carteles de Sinaloa (México), Clan del Golfo (Colombia) y redes balcánicas.
Samson, de Reporteros Sin Fronteras, asegura que la "autocensura" en temas de criminalidad es una las principales consecuencias.
Se desarrollan "zonas silenciadas u hoyos negros de la información, que son zonas en las cuales trabajar es muy difícil", apunta.
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Elecciones
En marzo, cinco sobres con memorias USB cargadas con explosivos llegaron a periodistas de distintos medios. Uno de ellos resultó con heridas leves tras la detonación.
El año pasado el canal RTS fue atacado con disparos y en 2020 un artefacto estalló en Teleamazonas.
"Llevo mes y medio" usando chaleco y casco antibalas, señala un fotoperiodista de Guayaquil.
En dos ocasiones ha sido "advertido" en Durán, una vecina localidad tomada por el narco. "Me dicen 'cuidado que así mueren los sapos (...) no sigas tomando fotos, no saben en lo que se están metiendo'", relata.
El grupo Periodistas Sin Cadenas, formado luego de que tres miembros del diario quiteño El Comercio murieran a manos de disidencias de la guerrilla colombiana de las FARC en 2018, ha registrado 216 agresiones contra reporteros entre enero y agosto.
La prensa amordazada en época electoral preocupa a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
"Una jornada de votación con los antecedentes que se han registrado de violencia, amenazas, estigmatización y exilio de periodistas, requiere de extremar esfuerzos para brindar protección y garantías a periodistas que despliegan su trabajo para informar a la sociedad", señaló en la red X Pedro Vaca, relator de la CIDH.