La conmemoración de los 25 años del inicio de la Guerra del Cenepa por diferencias territoriales, que años después terminó con la firma de la paz entre Ecuador y Perú, encuentra a los dos países con buenas relaciones bilaterales y el optimismo de mayores acercamientos donde antes reinaba la desconfianza.
Paco Moncayo, quien en dicha guerra se desempeñó como comandante del Ejército de Operaciones, con 58.000 efectivos a su cargo, considera que no se ha reflexionado lo suficiente sobre el significado de la campaña de 1995.
Conocida como la Guerra del Cenepa o Conflicto del Alto Cenepa, el choque armado entre Perú y Ecuador se presentó entre enero y febrero de 1995 y se resolvió años después con la intervención de los países garantes: Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos.
Un parte aguas
Moncayo, un general retirado, opina que lo ocurrido en 1995 fue "un parte aguas" en la historia de ambas naciones "porque nos permitió llegar al siglo XXI sin un peso tan fuerte, de siglos, en una relación".
"Hay que comprender que lo que se ganó fue la paz, no se ganó una guerra", dijo a Efe al recordar que durante más de medio siglo, Ecuador había pedido a Perú dialogar sobre los puntos pendientes.
Evocó que tras el conflicto del Cenepa, se negoció hasta 1998, y se logró la paz "que todos deseábamos. No será ideal en el sentido de recuperación de territorios, pero sí fue ideal en el sentido de recuperar una relación que había sido mala desde la propia colonia".
"Hemos empezado una relación entre dos pueblos casi idénticos, que nunca debía haber sido tan mala como fue", dijo al rememorar los años anteriores a 1995.
Moncayo opinó que en este cuarto de siglo transcurrido "quizá pudo haberse hecho algo más, pero lo realizado sí llama al optimismo" por la manera en que se ha incrementado la relación comercial entre los dos países, y la mejora en la infraestructura en la frontera.
Sobre la relación política, destacó que su fluidez ha permitido la realización de gabinetes binacionales en los últimos años, encabezados por los propios gobernantes de turno.
Asimismo, saludó la existencia de una comisión bifronteriza que resuelve los problemas de seguridad.
Buen futuro
"Veo que las relaciones con Perú son muy buenas. Hemos llegado al siglo XXI y nuestra generación ha entregado a las que vienen un país sin ese lastre, sin esa angustia de cada enero, de cada año, de que volvían los conflictos", reflexionó.
Y vaticinó un "buen futuro" para la relación de Ecuador y Perú, pueblos "que somos casi idénticos".
Aunque destaca los avances en las relaciones, el general Moncayo opina que se pudo acelerar el cumplimiento de los tratados de paz de 1998, pues está aún pendiente -por ejemplo- la creación de dos grandes centros de comercio e industria "en las orillas del río Amazonas, a las que tiene derecho el Ecuador".
Pero en general subrayó: "Estamos en paz, estamos tranquilos, estamos para cooperar. Las cosas sólo pueden estar para mejor si es que actuamos con la razón y la prudencia".
Y por ello, insistió en que el 26 de enero de 1995 fue el comienzo del cambio de las relaciones entre las dos naciones andinas, un inicio bélico que abrió las puertas al fin de las disputas limítrofes.
"Es un parte aguas entre una historia de desencuentros, humillaciones, ofensas, desconfianzas, y una etapa abierta a la integración, a la hermandad que son connaturales, además, a la sociología de los pueblos peruano y ecuatoriano", anotó quien fuera comandante del Ejército de Operaciones en la guerra, que se enfocó en la altura del Cenepa (Amazonía).
Paz, ofrenda para los héores
En el conflicto del Cenepa fallecieron 33 soldados ecuatorianos y 129 resultaron heridos, según recordó este fin de semana el jefe de Estado, Lenín Moreno.
"En una guerra, todos pierden. Más aún, cuando es entre países vecinos, unidos por la geografía, la historia, la cultura", señaló Moreno el sábado en un mensaje transmitido en redes sociales en una jornada en que se desarrollaban celebraciones militares en recuerdo de la gesta del Cenepa.
"Nunca más la guerra. No hay mejor homenaje al sacrificio de nuestros soldados que caminar juntos hacia el desarrollo, construyendo un futuro de paz, de prosperidad", agregó.
Y consideró que "veinticinco años de paz y de progreso es la grande y digna ofrenda que honra la memoria de nuestros héroes. Para ellos y sus familiares, de uno y otro lado de la frontera, la gratitud eterna y el abrazo entrañable de ambos pueblos. Que viva la paz", finalizó el gobernante.