Un niño de 11 años se convirtió en una nueva víctima colateral de la violencia que se vive en las calles de Guayaquil.
La noche del 29 de octubre el menor salió a jugar en un parque cerca de su casa, ubicado en las calles 18 y Domingo Savio, suroeste de Guayaquil, cuando sujetos desconocidos iniciaron una balacera.
Los gatilleros dispararon en múltiples ocasiones con la intención de asesinar a un grupo de jóvenes que se encontraba en el lugar. Ellos lograron escapar, pero las balas perdidas terminaron con la vida del menor que estaba jugando en el parque.
El pequeño recibió un disparo en el cráneo por lo que su muerte fue inmediata. Tras cometer el crimen, los delincuentes huyeron hacia una dirección desconocida.
Los proyectiles también perforaron vehículos y puertas de casas. Se presume que el ataque era parte de la guerra por la disputa de territorio para la venta de sustancias sujetas a fiscalización.
Según datos de la Policía, en el lugar se encontró al menos 30 indicios balísticos que serán parte del proceso investigativo. Mientras que el cadáver del niño fue trasladado al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses.
Habitantes del sector indicaron que el parque está bajo el poder de un banda delictiva, que atemoriza a los habitantes y controla el ingreso a este lugar recreativo.
Los familiares de la víctima y otros vecinos evitaron pronunciarse sobre este tema por el temor a las represalias por parte de la banda que atemoriza a los habitantes.