Fingiendo estar furibunda, la mujer exigió a gritos un reembolso de su cuenta de casi trece dólares. Para desescalar la situación, asumiendo que uno de sus trabajadores se descuidó al no amarrar su cabello, Tom Croft, copropietario del prestigioso local, le devolvió su dinero.
De inmediato, el hombre se sentó en su escritorio para revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad del establecimiento, con la finalidad de descubrir cuál de sus empleados habría cometido el error que devino en un escándalo dentro del concurrido bar.
No obstante, quedó boquiabierto e iracundo después de observar a la mujer, captada en video, arrancando uno de los pelos de su cabeza y posicionándolo discretamente en su plato, que aún contenía casi la mitad de la especialidad de res que había ordenado.
"Estaba disgustado y enojado, muy enojado (...) Hay personas que están dispuestas a poner en riesgo la reputación de una empresa y el trabajo del personal por una comida de $13", contó Croft al medio DailyMail.
"Si no hubiéramos encontrado las imágenes entonces nuestra reputación estaría en vilo (...) La gente no quiere comer en lugares donde se encuentran pelos en la comida. Tenemos una calificación de cinco estrellas en materia de higiene alimentaria", agregó.
Si bien no se han anunciado repercusiones legales en contra de la cliente, el video del suceso fue publicado por numerosos medios locales, eliminando así toda la legitimidad de la estrepitosa queja.